Permitir la celebración en una misma plaza de un mitin de un partido político que no se caracteriza por la mesura de sus mensajes y de una concentración en favor de la sanidad pública, respaldada por toda la izquierda, fue una torpeza. Y solo un enorme despliegue policial evitó que desencadenase un fuego difícil de controlar.

La plaza de Galicia de Vilagarcía acogió a última hora de la tarde de ayer un mitin de Vox, con la presencia estelar del portavoz de esta formación en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, y algo más de 50 simpatizantes; y una concentración en favor de la sanidad pública, convocada por el sindicato de profesionales Prosagap, y que congregó a unas 300 personas.

Ambos actos estaban previstos para las 20.00 horas, e iban a celebrarse tan cerca el uno del otro que probablemente se pisarían las voces de los intervinientes. La concentración de Prosagap fue la primera autorizada, y le dio el visto bueno la Subdelegación del Gobierno; a Vox le dio permiso la Junta Electoral. Al enterarse, el alcalde, Alberto Varela se temió lo peor y ofreció a Vox cambiar de lugar su mitin, trasladándolo a otro emplazamiento de la ciudad. Pero Vox lo rechazó.

Así que el alcalde llamó a la Subdelegación y pidió refuerzos. Hizo bien, porque los más de 30 agentes desplegados, pertenecientes a equipos de élite de la Policía Nacional, formaron un cordón entre ambos eventos y separaron en un par de ocasiones a exaltados de izquierdas con ganas de pasar de las palabras a la acción.

El sindicato Prosagap empezó primero su acto con un sonoro aplauso por las víctimas del Covid-19. A renglón seguido, una sanitaria desgranó los motivos de la concentración, entre ellos la penosa situación de los eventuales, "que pasan las 24 horas pegados al teléfono porque si no cogen una vez pueden perder un contrato".

Pero poco tardaron en saltar las primeras chispas. El presentador de Vox se puso al micrófono y empezó a gritar consignas para hacerse oír. Su vocerío fue inmediatamente ahogado por la consigna de "Sanidade pública" de los participantes en la concentración. Inmediatamente después se escucharon los primeros insultos, pronunciados por un pequeño grupo de jóvenes exaltados que aparentaban estar próximos a la concentración sanitaria pero que, en cambio, únicamente estaban pendientes del mitin de Vox.

Siguieron sucediéndose las pitadas e insultos desde ese reducido grupo de la izquierda, pero enseguida tomaría el guante Espinosa de los Monteros, para contraatacar con saña. "Esto es una reunión de auténticos valientes, porque hay que ser muy valiente para estar hoy aquí", aseveró para inflar los ánimos de sus simpatizantes.

Acto seguido, hizo subir varios grados la temperatura del atardecer en Vilagarcía al decir que, "le doy las gracias a los progres por demostrar lo que son. Son el odio, los enemigos de la libertad". Segundos después, calificó a los progresistas de "vagos y maleantes".

La respuesta de la policía fue inmediata, reforzando el dique de contención. Ambos eventos pudieron desarrollarse y terminar, pero estuvo presente la tensión en todo momento. Poco a poco, el grupo de exaltados de izquierdas que insultaban a Espinosa de los Monteros y Vox creció. Eran, en todo caso, una parte muy pequeña de los participantes en la concentración de sanidad, pero a medida que pasaban los minutos, algunas personas que habían estado en la concentración se sumaron en sus ataques a quienes se veía que habían acudido a la Plaza de Galicia solo para chillar.

Los de Vox, que estaban en inferioridad numérica, también se fueron animando poco a poco y despidieron a Espinosa de los Monteros con unos "viva España" que añadieron unos momentos de suspense y tensión a un bochorno que tal vez debió evitarse.