La esperada reapertura de las playas de Benidorm y el estricto plan trazado por el Ayuntamiento para garantizar la seguridad y el cumplimiento de medidas para evitar contagios de coronavirus ha dividido a los primeros bañistas que han vuelto a pisar los arenales tres meses después de la declaración del estado de alarma.
Algunos bañistas consideran que el espacio reservado para las hamacas de pago es demasiado amplio mientras que el alcalde de la ciudad ha asegurado que la empresa concesionaria, RA Benidorm, ha perdido casi mil hamacas con respecto al número que explotaba en la etapa previa al Covid-19.
A pesar de ello, el amplio espacio ocupado por este mobiliario de pago en algunos arenales, como la playa de Levante y especialmente la del Mal Pas, una de las más frecuentadas y a la que no es posible acceder si no se ocupa una de estas hamacas, sigue causando malestar entre muchos usuarios.
El primer edil reconoció que ha habido quejas, pero afirmó que el lunes también hubo "muchos comentarios de gente de Benidorm que había podido disfrutar de un espacio en la playa de Levante como nunca antes, que había podido bajar a la playa con sus hijos teniendo un espacio reservado y seguro, y que además los lavapiés funcionaban, cuando en la mayoría de playas han sido eliminados".
Playas muy frecuentadas por los gallegos que viajan con las excursiones del Imserso y otros que tiene en la ciudad mediterránea su segunda residencia. Así que estos usuarios no se librarán de la parcelación de las playas ni allí en Benidorm ni aquí.
En Galicia ya se han iniciado las tareas de división de algunos arenales vigueses como Samil, O Vao o la famosa playa de Silgar, en Sanxenxo. Estas playas tal vez estrenen esta singular medida preventiva este fin de semana cuando la previsión meteorológica avanza temperaturas veraniegas.