La suspensión de las clases y el confinamiento de la población a causa de la crisis del Covid-19 ha llevado a las empresas de transporte de viajeros y autobuses escolares a una situación límite. Sin colegio ni alumnos que transportar la Xunta dejó en suspenso los contratos de los autocares escolares y solo abona a las compañías una parte de la financiación acordada correspondiente a los costes fijos del servicio. Pero además las concesionarias de las líneas regulares de viajeros, que no hacen transporte de alumnado, se han quedado prácticamente sin clientes y, por lo tanto, sin ingresos. "Las empresas atraviesan dificultades importantes. Tenemos un horizonte complejo", explica el presidente de la Federación Gallega de Asociaciones de Transporte de Viajeros en Autocar (Transgacar), Carlos García Cumplido.

Aún así, confía en que las medidas adoptadas por el Gobierno y la "buena disposición" de la Xunta contribuyan a mantener vivo el sector y "aguantar" al menos hasta septiembre, cuando calcula que podrán recuperar de nuevo la normalidad. El Ministerio de Transportes ha anunciado un fondo de 800 millones de euros para compensar las pérdidas del transporte público en España. Este dinero se distribuirá entre las comunidades, que serán las encargadas de articular un mecanismo para indemnizar a las empresas de autobuses.

Pero además la patronal pide al Igape que active una línea dirigida al sector para refinanciar deudas. "No tenemos ingresos pero tenemos que seguir haciendo frente a las letras por la compra de los autobuses", se quejó Carlos García Cumplido.

En todo caso, no todas las empresas están en la misma situación. Las compañías que se dedican en exclusiva al transporte escolar paralizaron totalmente su actividad a partir de la segunda quincena de marzo, pero la Xunta no les ha cerrado el grifo de la financiación. Siguen cobrando la parte correspondiente a los costes fijos -los gastos mínimos que tiene una empresa "mueva o no mueva un autobús"- y solo se han quedado sin la parte variable que el Gobierno gallego abona en función de los alumnos y los kilómetros que recorra. "Es alrededor del 50 por ciento, aunque varía según el tipo de contrato", explica García Cumplido.

Por otro lado, están las compañías dedicadas al transporte regular de pasajeros pero que reservan alguna de sus plazas para el traslado de estudiantes. En este caso, solo cobran en función de los viajeros que usen las líneas, al igual que las empresas dedicadas en exclusiva al transporte de media y larga distancia de pasajeros. Y para estas firmas el varapalo ha sido mayor, puesto que no tienen el colchón de la financiación de la Consellería de Educación.

Durante la primera fase de la desescalada solo se permitió a los autobuses una ocupación del 50 por ciento. Desde esta semana pueden usar ya todas sus plazas. "Pero una cosa es el aforo que tengamos permitido y otra las personas que usen los autobuses", advierte García Cumplido.

En el mes de marzo y abril la presencia de viajeros fue prácticamente "inexistente": entre un 2 y un 3 por ciento. Y ahora en los entornos urbanos la demanda se sitúa en el 30 por ciento.

Así lo constatan también los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicados ayer. El número de usuarios del transporte público descendió en abril en la comunidad autónoma de Galicia un 89,5 por ciento respecto al mismo mes del año 2019.

En situación especialmente complicada están, según Transgacar, las compañías que se dedicaban al turismo o tienen contratos con empresas para el traslado de trabajadores o con colegios privados. "Están sin trabajar y en una situación financiera muy complicada", apunta el presidente de la patronal.

En opinión de García Cumplido, no recuperarán el nivel habitual de viajeros hasta septiembre. Aludió a que además durante la crisis sanitaria desde las administraciones se recomendó no usar el transporte público para evitar contagios y, por estar razón, los ciudadanos siguen reacios a coger un autobús. Por eso reclamó que se haga "un esfuerzo" también para concienciar a la población de que pueden volver a utilizar el transporte público con total seguridad.