Un año más se han cumplido los pronósticos. La crisis demográfica persiste en Galicia y no hay siquiera un atisbo de que la tendencia pueda revertirse. Prueba de ello es que el número de nacimientos en 2019 ha sido el mínimo histórico, la cifra más baja desde que comenzaron los registros en el año 1941. Tan solo se han registrado 15.601, según los datos provisionales difundidos ayer por el Instituto Nacional de Estadística.
Son casi un millar menos que los producidos en 2018 -un 5,8% de merma-, pero apenas representan poco más de una cuarta parte de los nacimientos registrados en 1941,cuando casi se alcanzaron los 53.000. La caída de la natalidad ha sido muy similar en las cuatro provincias. Ha descendido en todas, también en las más dinámicas demográficamente como Pontevedra o A Coruña. En la primera han pasado de 5.983 a 5.815, mientras que en la coruñesa ha bajado de los 7.132 a 6.611. En Ourense los partos fueron 1.468 y en Lugo, 1.707, ambas cifras inferiores a las contabilizadas en el año anterior.
Las defunciones, por su parte, no aumentaron. El INE anotó 31.232 decesos, lo que significa un descenso del 3,7% con respecto a 2018. Se trata de la primera bajada en estas magnitudes desde 2014. Pero esta ligera variación de la tendencia en el número de fallecimientos no da para cambiar el declive demográfico en una comunidad que llevan ya casi ochenta años viendo como la cifra de nacimientos va en picado y si visos de recuperación, al margen de repuntes puntuales en la primera década del milenio.
La diferencia entre partos y defunciones determina el saldo vegetativo, que vuelve a ser negativo en Galicia tras iniciar esa senda en el año 1988, cuando los decesos superaron por primera vez a los nacimientos. A esto se suma que además la comunidad gallega registra el peor saldo vegetativo de España por vigésimo año consecutivo. En ningún otro territorio son tan malos los datos. El de 2019 fue de -15.631, una cifra, en todo caso, ligeramente mejor que la de 2018 debido al descenso de las defunciones.
Este saldo fue negativo en todas las comunidades salvo en Madrid, Murcia y Baleares y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, que repiten como los territorios más dinámicos demográficamente.
Obviamente, también lo fue negativo en las cuatro provincias galleas, pero mucho más en unas que en otras. En Lugo y Ourense, la cifra de decesos el pasado año (4.781 y 4.712, respectivamente) triplica la de nacimientos, mientras que en A Coruña prácticamente fue el doble (12.374) y en Pontevedra, los decesos (9.365) fueron un 60% superiores a los alumbramientos, tal como revelan las estadísticas del INE.
Tras Galicia, con el peor saldo vegetativo se encuentra Castilla y León (-14.299) y partir de ahí, el salto con el resto de las comunidades es considerable: Asturias -7.741; Valencia -6.756; País Vasco -6.152 o Castilla-La Mancha -4.151.
La esperanza de vida continúa al alza en Galicia, puesto que para los nacidos en 2019 sube hasta los 83,52 años (era de 83,09 años en 2018). Con todo, hay diferencias por sexos, ya que la esperanza de vida para las mujeres es de 86,31 años, mientras que la de los hombres es de 80,64 años.
En cuanto a los matrimonios, el Instituto Nacional de Estadística reporta un notable incremento de los enlaces consumados en la comunidad gallega. Se ha pasado de los 8.513 de 2018 a los 9.272 del pasado año -un aumento del 9%-, aunque se trata de datos provisionales que serán revisados a lo largo de este ejercicio.
