El vigués Marcello Abbonizio no solo es uno de los viajeros del Alvia siniestrados. Fue uno de los primeros en bajarse del tren tras accionar la apertura de emergencia, intentar socorrer a los maquinistas, aunque nada pudo hacer por sacarlos de la cabina, y en ayudar a los demás viajeros a bajarse del convoy.
Iba en el tercer vagón cuando se produjo el descarrilamiento. "Sentimos un fuerte golpe, los vagones empezaron a dar latigazos y ya vimos que el tren se salía de las vías y se iba hacia el campo", contaba por teléfono solo una hora después de producirse el descarrilamiento.
Asegura que abrió las puertas de seguridad y empezó a sacar gente de los vagones. "Los pasajeros no estaban atrapados, pero no querían salir para no separarse de sus bolsos. La gente estaba acojonada, mirando por la ventanilla, pero sin salir", asegura.
Marcello, que cogió el tren en Vigo, llamó al teléfono 112 nada más producirse el accidente y el servicio de emergencia le pidió que sacara a toda la gente de los vagones. Pero también se interesó por el estado del maquinista, dado que la locomotora fue la parte del tren que más dañada resultó. De hecho quedó mirando en sentido contrario. Fue en su rescate con la ayuda de otro viajero y en la cabina se encontró con dos maquinistas. A pesar de sus intentos, según dijo, no pudieron moverlos de su sitio. "Estaban los dos vivos, pero no pudimos sacarlos. Lo intentamos, pero estaban apretados contra el salpicadero de la máquina", asegura.
José Álvarez es otro de los pasajeros procedente de Vigo. "Todo se movía mucho, había polvo y ruido. Fue de repente, se empezó a mover mucho todo. Mi asiento se giró, hice fuerza con los pies, pero se giró y la gente estaba gritando y nerviosa", declaró.
Por otra parte, Iván y José, dos jóvenes policías nacionales que viajaban en el sexto vagón del tren, explicaron: "Escuchamos un frenazo y vimos tierra y humo. Abrimos la puerta y ya vimos la locomotora. No hemos tenido miedo, solo fue el susto", contó.
