Los pisos en pleno centro de la ciudad han dejado de ser el gran atractivo del mercado inmobiliario en Galicia. La crisis del Covid-19 ha dado un giro radical al sector con una creciente demanda, tanto para compra como para alquiler de casas y pisos amplios y luminosos. El confinamiento impuesto por el estado de alarma ha recluido entre cuatro paredes a miles de familias que tienen que conciliar vida laboral y familiar, en la mayoría de los casos en viviendas de poco más de 70 metros cuadrados.

La "nueva normalidad" que ha dejado el coronavirus se ha traslado a las agencias inmobiliarias con un aluvión de peticiones de viviendas unifamiliares con piscina y parcela en el extrarradio de las ciudades o pisos más amplios, soleados y con terraza en la periferia. Algunos incluso se plantean asentarse en un municipio del rural, próximo a su lugar de trabajo, por las ventajas fiscales para la adquisición de una vivienda. "Este tipo de inmuebles son los que más demandan en estos momentos, tanto posibles compradores como futuros inquilinos. Si es algo estacional o se convertirá en una tendencia a largo plazo lo sabremos en los próximos meses", apunta el presidente de la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), Benito Iglesias.

Con el coronavirus, el teletrabajo ha venido para quedarse y la patronal gallega ve en la creciente demanda de viviendas unifamiliares, casas con jardín y terrazas, áticos? "la gran oportunidad" para que muchos municipios gallegos, en especial la Galicia vaciada, recuperen población. Ahora bien, antes de embarcarse en la comprar y preparar la mudanza, los nuevos moradores se interesarán por que la red de este concello les permita trabajar desde su casa en óptimas condiciones.

"Aquellos ayuntamientos que dispongan de servicios como guarderías, colegios, centro de salud, fibra óptica y unas comunicaciones adecuadas, tienen una gran oportunidad para recuperar y fijar población al calor de las nuevas tendencias de compra y alquiler", detalla Iglesias.

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Hace años eran dos los perfiles de cliente: jubilados que buscaban invertir en una vivienda para alquilar y así complementar su pensión, y jóvenes que adquirían su primer piso con la mejora de la situación económica. Tras el estallido de la pandemia ha surgido un nuevo perfil -personas a título individual o familias con edades comprendidas entre los 30-50 años- que ya no buscan pisos en el centro o el semicentro sino casas con finca o terraza o viviendas amplias y con mucha luz en la periferia o en municipios limítrofes a las ciudades gallegas.

"Las elevadas tasas de abandono del rural en beneficio de ciudades con mayores posibilidades de trabajo, sumado al desmantelamiento de servicios en el rural, nuestras características topográficas, la fragmentación de las propiedades y el minifundismo, sumado a la falta de empleo y expectativas en el rural, son el caldo de cultivo que presagia una desertización del territorio. La crisis sanitaria y económica que está estamos sufriendo es, paradójicamente, una gran oportunidad para recuperar una parte de esa Galicia vaciada", analiza el presidente de Fegein.

Se trata de zonas que aglutinan el 85% de la oferta y la demanda, una actividad concentrada fundamentalmente en 50 de los 313 concellos. "Eso nos deja una demanda reducida, casi residual, en los 263 ayuntamientos gallegos restantes, que se deriva en la práctica al núcleo más céntrico de los municipios más poblados, y que únicamente representan el 15% de la demanda actual. Una anacronía a tener muy en cuenta que evidencia el despoblamiento y envejecimiento de los concellos de menos de 5.000 habitantes y su falta de poder de atracción", lamentan desde la patronal inmobiliaria.

Para tratar de fijar población en la Galicia vaciada, el sector hace un llamamiento a la Xunta y a los ayuntamientos. "Deben ser ágiles y ver la oportunidad de impulsar y mejorar servicios e infraestructuras en municipios que estaban a los pies de la nada, pues generarán un valor añadido que supondría un auténtico rescate de los núcleos de población más débiles", urge el presidente de Fegein. "Aunque tengo también que decir -concluye Iglesias- que no hay café para todos... solo los concellos que actúen ágilmente y con altura de miras lograrán captar esa nueva población que reclama otra manera de vivir".

330.000 viviendas vacías

La oferta de pisos en alquiler o el stock de vivienda nueva a la venta son cada vez más escasos. Y aunque se ha convertido en una misión casi imposible encontrar vivienda en la actualidad, la bolsa de inmuebles vacíos en Galicia supera ya los 330.000, según datos de la patronal inmobiliaria. 125.000 de esas viviendas desocupadas están en la provincia de A Coruña, 85.000 en Pontevedra, 65.000 en Ourense y 55.000 en la de Lugo. Y casi 200.000 se ubican en municipios de menos de 20.000 habitantes.

En las ciudades, A Coruña y Vigo, respectivamente. Les siguen Ourense (14.900) y Lugo (11.600). Y por debajo de las diez mil se quedan Santiago (9.200), Ferrol (9.000) y Pontevedra (6.200).

Mientras en las urbes durante los últimos años hubo un descenso de viviendas vacías, fueron los municipios de menos de 5.000 habitantes los que protagonizaron un aumento debido al éxodo del rural.