Los gobiernos de Galicia y Euskadi quieren fomentar el voto por correo para reducir la afluencia a los colegios electorales el 12 de julio sin que ello reduzca la participación. Sin embargo, esa intención genera suspicacias en los partidos políticos por la necesidad de implementar garantías no solo sanitarias, sino democráticas. "Sobre el papel parece la opción lógica, pero abre muchas dudas. ¿Están preparadas las sedes de Correos para que acudan en masa ciudadanos a pedir el voto por correo y luego a depositarlo?", cuestiona un integrante del equipo dirigente de un partido de la oposición en Galicia.

El plazo para solicitar el voto por correo finaliza el 2 de julio y después de recibir la documentación el ciudadano dispone hasta el día 8 para acudir a las oficinas postales y entregar su voto. Por tanto, es necesario acudir dos veces a esas dependencias, donde deberán preverse también medidas de seguridad para compatibilizar esa afluencia con la de usuarios ajenos al 12-J.

Una de las opciones para evitar el colapso de las oficinas sería instalar carpas o autobuses aparte para el voto, aunque solo serían necesarias en caso de afluencia masiva.

El voto por correo en Galicia es residual. En las últimas autonómicas, celebradas el 25 de septiembre de 2016, apenas ejerció su derecho mediante esta modalidad el 2,03% del censo (46.037 ciudadanos).