Los propietarios de fincas en las franjas próximas a casas y núcleos poblados deberán desbrozarlas antes del 16 de julio. El estado de alarma decretado por la pandemia del coronavirus y las medidas de confinamiento no serán excusa para eludir estas labores de limpieza que ayudarán a la prevención de incendios en verano.

Eso sí, se prolongará el plazo fijado inicialmente para el 31 de mayo, de manera que los dueños de estas parcelas dispongan de un mes y medio más para desbrozar.

Aunque el pasado sábado la Xunta acordó en el Centro de Coordinación Operativa (Cecop) -donde también participan la Delegación del Gobierno y la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp)- que esta ampliación sería hasta el 31 de julio --estaba fijado inicialmente para el 31 de mayo-, el Diario Oficial de Galicia publicó como fecha límite el 16 de julio.

Además de esta ampliación de los plazos por el impacto del coronavirus y el consecuente estado de alarma, esta resolución establece que los que tengan que desplazarse para realizar los trabajos "deberán llevar consigo una declaración responsable", en la que se identifiquen las fincas en las que se van a hacer las tareas -con la correspondiente referencia catastral-.

También tendrán que llevar con ellos los utensilios, pero si no es así deberán incluir en la declaración responsable que los tienen depositados en la parcela en la que van a actuar.

Asimismo, la orden publicada ayer deja claro que la ejecución de la gestión de la biomasa es posible al ser entendida como un servicio esencial. Para estas tareas está disponible la empresa pública Seaga, en virtud del convenio firmado con la Xunta y la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp).

Recientemente, la Consellería de Medio Rural descartó mayor riesgo de incendios por el retraso en los desbroces. "La causa última de los fuegos es la mano del hombre, no la situación en la que se encuentre el monte en un momento determinado", aseguraba este departamento a Europa Press.

Medio Rural también autoriza las quemas de restos agrícolas acumulados en explotaciones profesionales durante el estado de alarma por motivos fitosanitarios.