Es una especie codiciada por el sector forestal, pero aborrecida por ecologistas y cuestionada por científicos como una amenaza para la flora y la fauna. El eucalipto, que el Gobierno central rechazó declarar especie invasora se ha convertido en los últimos años en foco de conflicto entre la industria papelera y los productores por la continua bajada del precio y también ha puesto en el punto de mira a la Xunta por su política forestal: esta frondosa ya ocupa más de 500.000 hectáreas de bosque en Galicia, más del doble de lo que preveía la Consellería do Medio Rural para 2035. Esto significa que se plantaron 255.000 hectáreas por encima de lo previsto en la planificación forestal del Ejecutivo autonómico. Ante el descenso de los precios que perciben los silvicultores gallegos y la expansión del eucalipto, con limitaciones en la plantación al tipo nitens, colectivos ecologistas advierten de que miles de hectáreas de monte gallego quedarán abandonadas y, a su vez, provocará una "bomba de relojería" que, avisan, extenderá los incendios. Por ello, el colectivo Arco Iris reclama a la Xunta que apruebe una moratoria total contra nuevas plantaciones de esta especie.

"Es necesario un gran pacto forestal consensuado con todas las partes, incluido el movimiento ecologista, para hacer del monte gallego lo que hasta ahora no ha podido llegar a conseguir; convertirse en un verdadero y potente motor económico en Galicia", defiende Arco Iris.

Con la revisión del Plan Forestal de Galicia, el actual data de 1992, la Xunta se propone que el monte gallego tenga un equilibrio entre conservación y también producción. Pero los colectivos ecologistas advierten de que si se mantiene la plantación de eucaliptos en la comunidad muchas familias se irán a la "ruina" ya que el futuro de Ence, pendiente de la prórroga de la concensión, es incierto, por lo que reclaman al departamento dirigido por José González que "dé un golpe de tiempo en la buena dirección": potenciar la producción a gran escala de madera de calidad y la promoción de industrias que generen un mayor valor económico añadido.

Tras una recuperación de los precios en el arranque del año pasado, la industria papelera pagó el año pasado 29 euros por tonelada, tres euros menos por tonelada, según destacan des de la Asociación Forestal de Galicia. Una tendencia que debido a la caída del precio de la pasta de papel, se mantendrá en los próximos meses e incluso no se descartan nuevas bajadas. Todo dependerá de la evolución del mercado global de la pasta y según las fábricas apliquen reducciones a sus tarifas.

En la actualidad Galicia ya tiene más de un 40% de su suelo degradado. Junto con los incendios, la escasa materia orgánica o la falta de compostaje, los monocultivos han agravado el proceso de desertización de la tierra en la comunidad. Hoy son ya 600.000 hectáreas de plantaciones de eucalipto y pino que se extienden por la geografía gallega, lo que supone el 30% de la superficie forestal. Desde Adega, advierten del impacto sobre la flora y la fauna: "Mientras estas plantaciones sigan aumentando y los bosques autóctonos no se conserven, la biodiversidad gallega continuará perdiéndose", concluyen al tiempo que atribuyen la propagación del eucalipto por toda la comunidad al abandono del rural y a la falta de acciones gubernamentales.