El estado de alarma que se impondrá a partir de hoy en todo el Estado es el empujón final para aplazar las elecciones autonómicas del 5 de abril en Galicia y Euskadi, cuya celebración se puso en duda desde el martes por la creciente intensificación de la crisis sanitaria, social y económica causada por el coronavirus. En Galicia ya existe consenso sobre una medida sin precedentes y no prevista en el ordenamiento jurídico. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, justificó ayer aparcar la cita con las urnas para enfrentarse a la emergencia actual y evitar aglomeraciones de ciudadanos. "No hay un gallego que esté pensando en las elecciones", argumentó en un momento en que la economía mundial se asoma al abismo de una recesión como la de 2008 y el sistema sanitario teme un colapso cuando se alcance el pico de contagios.

El aplazamiento sine día de los comicios era el escenario previsible a tenor de la evolución de lo que la Organización Mundial de la Salud ya considera pandemia, aunque el vacío legal para ampararlo generaba incertidumbre y dudas sobre cómo afrontarlo.

La declaración del estado de alarma, que ayer anunció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y que hoy aprobará el Consejo de Ministros, se antojaba el resquicio jurídico al que agarrarse para aplicarlo. Ese escenario de emergencia, previsto para situaciones excepcionales como "crisis sanitarias tales como epidemias" y que se aplicó en 2010 ante el conflicto con los controladores aéreos, faculta al Ejecutivo para limitar derechos fundamentales y prohibir, por ejemplo, la libre circulación de los ciudadanos a determinadas horas o la concentración de gente en puntos concretos. Hoy se conocerá el alcance de ese plan de restricciones.

En ese contexto resulta inverosímil una llamada a las urnas que en 2016 movilizó a 1,5 millones de gallegos. "Las elecciones solo se podrían celebrar en el caso de que se diesen el 100% de garantías. Si no se dan, lo lógico es que no se celebren. En este momento no se reúnen y no podemos concretar en qué momento se podrían reunir", alegó el presidente de la Xunta.

La decisión formal, sin embargo, todavía no se ha tomado. Feijóo conversó ayer por la tarde con Sánchez, que telefoneó a los presidentes autonómicos tras anunciar el estado de alarma, y abordaron el 5-A. No será hasta la semana que viene, sin embargo, cuando se formalice la suspensión. "Vamos a escuchar primero a los partidos [de Galicia] y posteriormente le trasladaré su opinión y la mía al presidente del Gobierno", avanzó Feijóo en una rueda de prensa telemática tras una reunión extraordinaria del Consello de la Xunta centrada en contener el COVID-19. El encuentro fue presencial, pero Feijóo y sus once conselleiros mantuvieron metro y medio de distancia entre ellos, siguiendo la recomendación de las autoridades sanitarias para reducir el riesgo de contagios.

El titular de la Xunta participa hoy en la cumbre telemática de presidentes autonómicos con Sánchez y el lunes ha invitado a una reunión a los líderes de PSdeG, Galicia en Común, BNG, Ciudadanos y Vox, todos partidarios de suspender el 5-A, cuya campaña debería iniciarse el día 20.

Una vez decretado el estado de alarma la Junta Electoral Central abordará el camino jurídico a seguir para el aplazamiento. "Una vez declarado el estado de alarma entiendo que eso va a garantizar la seguridad y mecanismos y a partir de ahí podremos concretar plazos y decisiones adecuadas", dijo Feijóo.