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Cuando se consumen fármacos que no se necesitan

Una investigación concluye que el 35% de los pacientes con más de 12 medicamentos prescritos incumple el tratamiento

Venta de medicamentos con receta en una farmacia. // FdV

Con el envejecimiento poblacional y el aumento de patologías crónicas cada vez hay más enfermos obligados a tomarse a diario varios fármacos. El Sergas tenía contabilizados en 2018 más de 72.000 gallegos que tenían prescritos hasta 15 medicamentos. Pero esta polimedicación conlleva riesgos, desde efectos secundarios a incumplimientos del tratamiento que podrían tener consecuencias graves para la salud del paciente. Un estudio realizado por profesionales del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago y enfermeras del Sergas sobre los mayores de 65 años que consumen más de 12 fármacos concluye que el 35% no se toma la dosis adecuada o no sigue el tratamiento durante el tiempo estipulado. Pero además dos de cada diez está tomando medicinas que no necesita.

"La polimedicación en mayores de 64 años es un problema sanitario en el que influyen muchos factores. Este fenómeno condiciona la aparición de problemas relacionados con la medicación y con resultados negativos en la salud", argumentan en esta investigación realizada por Mélanie Montero (profesional de enfermería del centro de salud de A Bola), Montserrat Souto (enfermera del área sanitaria de Santiago), Juan M. Vázquez (técnico de salud) y el médico Manuel Portela, ambos del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago.

Según explican, el aumento de mayores polimedicados no solo puede acarrear problemas para la seguridad del paciente sino que también influye en el gasto sanitario debido a "duplicidades en el tratamiento o inadecuación del mismo".

En su investigación, centrada en el área sanitaria de Santiago pero con datos extrapolables al resto de Galicia, advierten de que el 64 por ciento de los pacientes mayores de 64 años polimedicados sufrieron efectos adversos. Mélanie Montero explica que al consumir muchos fármacos es normal que aparezca algún efecto secundario. "Además aumentan las probabilidades de interacciones entre ellos", señala.

Pero además hay un 34,6 por ciento de los mayores polimedicados que no siguen la dosis, pauta o duración recomendada por el médico. Por ejemplo, el facultativo puede recetarle a un paciente un antibiótico durante ocho días, pero a veces cuando empieza a sentirse bien decide dejar de tomarlo, lo cual es un error.

Y hay otro problema. No todos los medicamentos que toma el enfermo son necesarios. Según este estudio, el 22,4 por ciento de los mayores estaba tomando fármacos de los que podría prescindir. Tal y como explica Mélanie Montero, esto ocurre, por ejemplo, con la prescripción de algunos antidepresivos. "Se recurre a ellos, pero se podrían buscar alternativas para atajar ese problema sin recurrir a fármacos", aclara.

La investigación realizada por estos profesionales detectó también que algunos pacientes mayores polimedicados dejan de tomar algún fármaco recetado. Así le sucede al 22 por ciento de los casos investigados, de los que el 54,3 por ciento eran varones.

A modo de ejemplo, Mélanie Montero explica que ocurre a menudo con medicamentos como protectores estomacales que son recetados para evitar que otros fármacos puedan provocar daños en el estómago y que los pacientes terminan dejando de lado al considerarlos secundarios.

Y también ocurre lo contrario: un 11 por ciento de los mayores con más de 12 fármacos prescritos se tomaba algún medicamento no recogido en su historia clínica. En este caso, la mayoría eran mujeres (el 67 por ciento).

Además en un 11 por ciento de los casos había "duplicidad" de algún medicamento. Es decir, que se tomaban varios fármacos distintos destinados a lo mismo.

Conscientes de la importancia de extremar el control sobre estos pacientes la Consellería de Sanidade activó en 2011 un programa consistente en revisar la medicación de estas personas. Gracias a este plan se consiguió reducir un 20 por ciento en seis años el número de gallegos que toman más de 15 fármacos.

Según explica Mélanie Montero, el programa continúa en la actualidad, aunque no se centra tanto en vigilar a los pacientes con más medicamentos prescritos como en reforzar el control sobre los que consumen determinado tipo de fármacos de mayor impacto para asegurarse de que se cumplen los tratamientos y no hay ineficiencias. Esta profesional defiende además que el papel de las enfermeras en estos casos es fundamental puesto que son las que están más en contacto con los pacientes.

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