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La hucha de la solidaridad

-Más de 230.000 gallegos pagan cuotas a oenegés de alcance internacional y nacional -Las cuatro provincias aumentaron su aportación, con 131 euros de media por socio

Una voluntaria intenta captar un socio para la oenegé Médicos Sin Fronteras. // Bernabé/Javier Lalín

Los gallegos son más solidarios que hace un año. Aunque el deseo de las oenegés es que en la actualidad lo sean menos que en el futuro y que la cifra continúe engordando. La lucha por la captación de donantes es una ardua tarea a la que se enfrentan a diario los voluntarios de estas organizaciones. Básicamente, porque las ayudas nunca son suficientes en un mundo que cada vez tiende más a la desigualdad en recursos y oportunidades. En Galicia, hoy hay más de 230.000 socios de entidades sin ánimo de lucro que operan a nivel nacional e internacional, según releva un informe. Al mismo tiempo, las cuatro provincias de la comunidad aumentan progresivamente su donación media anual.

Pese a que Madrid y Barcelona acaparan la mayor parte de los socios activos de las oenegés en España, los gallegos representan un poco más del 5% a nivel estatal, tal y como señala el último informe de la Asociación Española de Fundraising (AEFr), que no tiene en cuenta los datos de organizaciones de ámbito autonómico ni local. "Las causas en las que más se centra la ayuda tienen que ver con la infancia, la salud, la cooperación al desarrollo y la emergencia", indica Fernando Morón, director de AEFr.

Bajo estas directrices, las cuatro provincias de la comunidad incrementaron su cuota media anual para con estas entidades, aportando entre los más de 230.000 inscritos una cantidad ligeramente superior a los 30 millones de euros en 2018 (unos 131 euros cada uno). Eso sí, tanto pontevedreses como coruñeses son mayor número y contribuyen más que sus vecinos ourensanos y lucenses: 11 y 16 euros más al año, respectivamente. Aun así, esto "no quiere decir que se sea más solidario en un sitio que en otro", según Morón, pues también depende del "trabajo que hacen las organizaciones en captación de socios en cada lugar". No obstante, hay más factores igual de importantes, como la renta media per cápita, susceptiblemente inferior en las zonas interiores.

Irene Marín, coordinadora de Unicef en Galicia, constata la realidad a la que hace referencia el informe. Cuando entró a formar parte de la sucursal gallega, hace seis años, el número de socios no llegaba a 18.000 y ahora ya supera los 24.000. De hecho, resalta: "La larga crisis que hemos vivido nosotros no la hemos sentido como tal". Incluso, en ese periodo de tiempo la cuota ha mutado de 140 a 180 euros de media.

"La sociedad gallega es solidaria, pero, como España, está muy lejos de otros países europeos, donde una de cada tres personas es socia de una organización", dice Marín. La coordinadora de Unicef Galicia señala que ahora el reto está transformar las donaciones puntuales, por las catástrofes más mediáticas, en ofrendas recurrentes.

Los socios que más predominan son las mujeres de mediana edad, mientras que "escasea la gente joven". Principalmente, son urbanitas, están formadas y su nivel económico es medio-alto. Los motivos para hacerlo son, ante todo, la empatía y la justicia social. Aunque Morón aporta otro factor a la ecuación: "El socio dona porque se siente bien y se quiere sentir bien". Donar es una espiral de felicidad en la que cada vez giran más gallegos.

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