Tras el adiós a la política de su portavoz, Luís Villares, el partido En Marea renuncia a participar en los comicios autonómicos del 5-A, lo que aboca a la organización a su desaparición, "para no fragmentar el voto progresista". Reconoce que la decisión "compromete la misma finalidad" de la organización.

El Consello das Mareas decidió ayer quedarse en casa en las elecciones, pese a que durante las últimas semanas había asegurado que participaría en la cita y tras proponer alianzas a otras fuerzas progresistas. Lo hizo culpando a Podemos, EU y Anova, a los que tachó de "partidos de izquierda negociando puestos en listas en lugar de programas de Gobierno".

La decisión de En Marea certifica el fracaso de la "unidad popular", el mantra repetido por el rupturismo desde las municipales de 2015. Un año después, Anova, las mareas locales, Podemos y Esquerda Unida se aliaron en un partido instrumental, una organización en la que podían participar estas fuerzas, pero también ciudadanos sin afiliación. Eligieron a Villares como candidato.

Como sucedió con AGE, los socios "fraternos" no supieron convivir ni colaborar políticamente tras conseguir 14 diputados y más votos que el PSOE. Luís Villares se alió con pequeños grupos internos y se enfrentó a Anova y las mareas mientras Podemos y EU dieron la espalda al partido instrumental, cuyas decisiones no acataron. Los choques en cumbres internas se sucedieron y llegó la escisión parlamentaria.

El juez anunció esta semana que dejaba la política y En Marea enfila el mismo camino hacia la desaparición. En las generales de abril no llegó a 18.000 votos y el 10-N no participó.