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El minifundismo de la izquierda condiciona las autonómicas

Las listas dificultan el pacto de Anova, EU y Podemos mientras En Marea concurrirá sí o sí

Por la izquierda, Xulio Ferreiro, Jorge Suárez, Beiras, Villares, Y. Díaz, Carmen Santos Noriega, Antón Sánchez y Paula Verao. // X. Álvarez

El minifundismo amenaza a la izquierda rupturista gallega, cuya crisis de los últimos meses no solo condiciona sus posibilidades de cara a las elecciones autonómicas para finales de septiembre u octubre, si Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta, no adelanta la cita, sino la propia alternativa a la Xunta del PP, que mantiene la mayoría absoluta desde 2009.

La tercera pata de la izquierda, el espacio al margen del PSdeG y del BNG, se presentará fracturada a los comicios por primera vez desde 2012, cuando el autodenominado espacio rupturista debutó con AGE, la alianza de la Anova de Xosé Manuel Beiras y Esquerda Unida (EU). Entonces esa inédita opción logró 9 diputados. Cuatro años después, tras el nacimiento de Podemos y la irrupción de las mareas municipales, En Marea se convirtió en la marca común y logró 14. La tan destacada unidad "fraterna" dio paso a la reedición de la crisis que partió AGE y En Marea se rompió. Con el último cambio en el Parlamento, En Marea, con el juez en excedencia Luís Villares al frente, sumará cinco actas en el grupo mixto mientras Grupo Común da Esquerda (con Anova, EU y Podemos) se quedará con nueve.

El escenario de unidad se antoja más producto discursivo para no cargar con la responsabilidad de concurrir en varias papeletas que una realidad. La opción más probable en estos momentos es que la izquierda rupturista esté representada en las urnas por dos o tres opciones. Podemos y Esquerda Unida (EU) irán de la mano, pero ahora deben tejer un acuerdo con Anova que fue imposible en las dos elecciones generales del año pasado. Con el partido de Beiras forman Marea Atlántica y Compostela Aberta. O concurren por separado o ambos bandos sellan una coalición. La integración en una marca única es descartable hoy.

En Marea es la tercera en discordia. La que iba a ser casa común de una izquierda alternativa se ha quedado con Villares, Cerna, los ex de Anova, y poco más. Aun así, En Marea se presentará a los comicios, previsiblemente con Villares de nuevo como candidato. Aunque su discurso es favorable a los entendimientos con la izquierda, sus exsocios la rechazan.

"Son Compromiso por Galicia 2. No suman", espeta un antiguo integrante del proyecto en referencia al varapalo de las generales de abril, en que no llegó a 18.000 votos. Tras aquello, En Marea no concurrió al 10-N.

En este partido lamentan que se considere aquel paso atrás una derrota y no "un gesto de generosidad". "El BNG obtuvo su diputado y no Vox porque no nos presentamos nosotros", reivindica un miembro de la dirección de En Marea, que reconoce el riesgo al que se enfrenta el rupturismo: que la división provoque que miles de votos se pierdan al no lograr escaño y ello permita al PP retener la mayoría absoluta. "Somos conscientes de que 30.000 o 40.000 votos pueden dar muy poca representación o no ser suficientes, pero que impidan a la izquierda tener 3 o 4 diputados. Cada uno cargará con su responsabilidad", añade.

Mientras En Marea prevé acelerar su organización tras la Semana Santa y mira de reojo a un BNG que descarta experimentos que amenacen su ascenso, Podemos y EU fían sus esperanzas a su llegada al primer Gobierno central de coalición desde la Transición.

Ello complica una coalición con Anova y las mareas de A Coruña y Santiago, especialmente a la hora de hilvanar las listas. "No hay asientos para tanto candidato", reconoce un dirigente en privado. En A Coruña, por ejemplo, Anova querría colocar a Martiño Noriega, exalcalde de Santiago y enlace de Anova con el resto de partidos para sondear alianzas, y a Antón Sánchez, su portavoz, pero por en esa provincia previsiblemente concurriría Antón Gómez-Reino, líder de Podemos. Este partido, además, tampoco está por la labor de ceder el cabeza de cartel. Vuelven las negociaciones, pero con dos certezas: la izquierda se entenderá para gobernar la Xunta si el PP no tiene mayoría absoluta y en ningún caso el rupturismo concurrirá unido a las urnas.

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