Adelantar la inocentada a Navidad puede salir caro. Una broma en plena Nochebuena tuvo en vilo a una familia de Santiago y a todo el operativo desplegado desde Galicia y a nivel internacional para empezar una negociación con una supuesta banda de secuestradores en Tánger. Al día siguiente, la pareja de vacaciones en Marruecos -un bombero brigadista y una peluquera- llamó a su familia en Compostela para poner punto final a una broma por la que ahora se enfrentan a un delito de simulación de delito y a una sanción por activar los servicios de seguridad y emergencias, según confirmaron ayer desde la Delegación del Gobierno.

La que se esperaba una cena tranquila de Nochebuena acabó sin poder tomar el turrón y descorchar el champán por una llamada a más de mil kilómetros de distancia. Desde Marruecos a Santiago. Unas vacaciones en Tánger que aguaron las fiestas navideñas a sus familiares cuando pasadas las nueve de la noche del 24 de diciembre un mensaje de móvil les alertaba del secuestro del joven y les reclamaba un rescate de 300.000 dirhams (unos 30.000 euros) "bajo amenaza de muerte a ambos".

Recibido ese whatsApp, procedente de una línea de teléfono no identificada y que finalmente se supo que era marroquí de tarjeta prepago, la supuesta banda que tenía retenida a la pareja y que exigía dinero para su liberación no volvió a contactar ni a través de mensajes ni de llamadas.

Sobre las 00.30 horas, la familia llamó a la Comisaría de Santiago para denunciar lo ocurrido, por lo que la Policía Nacional activó el protocolo de secuestros y se procedió a la movilización policial para tratar de resolver cuanto antes el caso. "Se pusieron en marcha todos los protocolos, a nivel nacional e internacional, y en Galicia (Delegación del Gobierno, Policía Judicial, etc), negociadores de Policía Nacional a nivel nacional y autonómica", detallan fuentes próximas a la investigación. El contacto con la Interpol y la Europol fue inmediato, ya que el objetivo era dar cuanto antes con el paradero de la joven pareja. Los primeros pasos eran saber en qué hotel se habían alojado y localizarlo, ya que los familiares sabían que iban a Tánger, pero desconocían su destino exacto.

Después de toda una noche con el protocolo de búsqueda en marcha, los agentes movilizados y la alerta a nivel nacional e internacional activada, los padres del joven logran contactar con él. El secuestro, el pago del rescate y la amenaza de muerte... Todo había sido fruto de una broma.

La pareja, que deberá prestar declaración al regreso de Marruecos, se enfrenta a un delito por simulación de delito y a una sanción por activar los servicios de seguridad y emergencias. Por simulación de delito, el Código Penal establece una multa de 6 a 12 meses y penas entre tres meses y un año de prisión si hay movilización de recursos. En estos casos, son los jueces quienes delimitan la cuantía de las sanciones pecuniarias que, oscila entre 2 y 400 euros al día.