Una multitud de pasajeros -unos 60 gallegos- con billete de Iberia llevan durante buena parte del día -algunos desde esta mañana- esperando en el aeropuerto madrileño de Barajas a que le den solución para llegar a sus destinos en Galicia. Sus vuelos, según les habrían comunicado en la misma puerta de embarque, estaban llenos cuando iban a montarse debido al 10% extra que las compañías aéreas pueden vender al entender que siempre fallan viajeros. Al parecer, esta vez, en plena época navideña, no ha sido así.

"No nos dieron de comer hasta la noche, se enfadan contigo, nos llaman locos y maleducados, parecemos apestados", cuenta a FARO una de las afectadas, Libertad Cruz, quien aterrizó en Barajas tras llegar de un vuelo desde Florencia para coger el enlace a Vigo hoy a las 15.45 horas. Cruz explica que la aeronave procedente de Italia ya "tardó" en tomar tierra -arribó a las 15.50 horas- para evitar que cogiesen la siguiente conexión -que estaba supuestamente a rebosar-: "Lo hicieron para que no llegáramos a tiempo... cuando aterrizamos, las escaleras estaban sin colocar", denuncia.

La solución que le dieron desde Iberia fue aceptar el siguiente servicio de la compañía, que la llevaba a Santiago, pero se encontró con el mismo problema del exceso de viajeros: "En la puerta de embarque nos dijeron entonces que era un problema de 'overbooking' y que iban a cambiar el avión por uno más grande para que entrásemos todos, pero al final no lo cambiaron... se aprovechan en estas fechas", continúa.

A estas horas, la esperanza del grupo de gallegos pasa por un autobús que les conduzca a su tierra, aunque todavía no saben cuándo llegará. El próximo vuelo a Vigo con plazas, según le han explicado a esta pasajera, es el próximo 24 de diciembre.

Es la primera vez que Libertad Cruz, que mañana debería presentarse en su puesto de trabajo a las 8.30 horas, pasa por esta situación, de hecho, alega, había comprado los billetes -300 euros sacados hace dos meses- en Iberia "para viajar con seguridad" y se ha "encontrado con esto", por lo que ha decidido poner una reclamación. "Estamos tirados ya sin ganas de protestar", ha sentenciado.