El invierno demográfico al que se encamina la comunidad gallega recibió ayer un nuevo empujón de manos de los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Entre enero y junio de este año nacieron 7.695 personas, lo que convierte esta cifra en la más baja desde que hay registros: 1941. En cuanto a los fallecimientos en el primer semestre, cayeron un 7,7% con respecto al mismo periodo del año anterior, pero aún así, con 16.211 decesos, duplican el número de nacimientos, manteniendo así la misma proporción que se inició en 2018.

Como consecuencia, el saldo vegetativo -la diferencia entre nacimientos y muertes- en Galicia mejoró con respecto a hace un año (-8.426 ahora frente a -9.119), pero es el peor de todas las comunidades. Le sigue Castilla y León con -8.007 y, ya a más distancia, Valencia (-5.287) y Asturias (-4.126).

Ni las políticas demográficas impulsadas por la Xunta para atraer a gallegos de la diáspora ni la llegada de inmigrantes a la comunidad consiguen que las cifras mejoren. Es más, empeoran. Así, Galicia lleva más de un cuarto siglo con su saldo vegetativo en negativo.

El número de nacimientos registrado en el primer semestre consolida la tendencia a la baja de los últimos años. Entre enero y junio, la cifra cayó un 7,4% y si la vista se echa atrás solo cuatro años el desplome alcanza el 18%. La caída de los alumbramientos no solo se da en Galicia. También se produce en todas las comunidades, salvo en La Rioja donde crecieron un 5,9%. La mayor bajada fue en Asturias (-12%).

La diferencia entre los nacidos y los muertos en Galicia habría sido mayor si no se hubiese roto en el primer semestre la racha de tres años consecutivos en los que aumentaron las defunciones. En la primera mitad de 2019 cayeron hasta las 16.121. Un 7,7% menos que hace un año. En el ámbito nacional, el número de muertes se redujo en todas las comunidades. La clasificación la lideraron Andalucía (-9,2%) y Canarias (-8,1%).

Si se analiza el saldo vegetativo por comunidades, fue positivo en la Comunidad de Madrid, donde los nacimientos superaron en 2.840 a las muertes, Murcia (354) y Baleares (219).

Por provincias, existe una gran diferencia entre las del interior y las atlánticas. En Ourense las muertes multiplican por 3,4 a los nacimientos y en Lugo casi las triplican (2,8). Por el contrario, en A Coruña casi las duplican (1,9) y en Pontevedra se multiplican por 1,6.

Cuatro de cada diez nacimientos que se produjeron en Galicia en el primer semestre del año fueron en A Coruña (3.206, el 41% del total) y en Pontevedra (2.924, el 37,9%). Por el contrario, en Lugo hubo 858 (11,1%) y en Ourense (9,1%).

En las dos provincias atlánticas fue también donde más fallecimientos hubo, dado que son las que tienen más población. En A Coruña se produjeron 6.361 defunciones (el 39,4%) y en Pontevedra, 4.893 (el 30,3%). Tanto en Lugo (2.437) como en Ourense (2.430) se quedaron en el 15%.