Titular a cinco, FARO DE VIGO, ejemplar del 4 de abril de 1977: "Pocos más votantes que en las elecciones generales". Debajo, una viñeta magistral del entonces humorista del diario, Fernando Quesada.

- Outro que quere absteñerse, bótalle o lazo!- vocifera uno de los personajes de la escena.

- Deixa que se confíe- replica el otro, más bien retranqueiro.

Cualquiera diría que un día antes, en las elecciones del 3 de abril, los ayuntamientos estrenaron sus primeras corporaciones democráticas instaladas en la atonía o la indolencia política, pero lo que se inauguró entonces fue algo distinto al depósito de una papeleta en la urna y a la configuración de Ayuntamientos por un mandato popular. "Cuando fuimos a votar casi nos daba igual: era la democracia", rememoró en su intervención Abel Caballero. "¿Quiénes creen que son?", le sondeaban sus colegas de Cambridge cuando entonces la dictadura imponía a la dirigencia local. Eso acabó en 1979. Aquel año se descorrió la cortina del municipalismo próximo, diligente y transformador al que ayer quiso rendir homenaje FARO, haciendo coincidir un acto-homenaje al municipalismo -bajo el título de Cuéntame cómo cambióCuéntame cómo cambió- con el 40ª aniversario de aquellas elecciones.

Y cambió, efectivamente, y mucho el papel de las entidades locales desde entonces. "Cómo eran aquellas ciudades y cómo son ahora", glosó el alcalde de Vigo y presidente de la Femp. De las ciudades y pueblos en blanco y negro, con todo por hacer, al rabioso color que han dejado los cambios de las últimos tiempos. De los barrios arrabaleros a los servicios de última generación, de los terrenos de tierra y asfalto al verde y los espacios ganados a las humanizaciones, del tráfico denso y ruidoso a las calles ordenadas, estructuradas y compatibles con el día a día y el desarrollo. Tiempos, en fin, recordados "con nostalgia". "Pero afortunadamente cuánto se avanzó", resumió Caballero, ante un público que mezcló lo mejor de la sociedad civil -la cultura, la ciencia o la empresa - con un abanico de rostros del municipalismo de Vigo y su área, ya fueran del pasado o del presente. Algunos finaron recientemente, como Manoel Soto, alcalde de Vigo entre 1979 y 1991, o Augusto Casal, regidor de Marín desde 1995 hasta 1999. A ambos el auditorio les brindó su ovación.

FARO celebra el 40º aniversario de las primeras elecciones municipales // R. GROBAS

Abel Caballero: "Más capacidad de actuar"

Hoy gobernar desde la proximidad es otro cosa. Abel Caballero se retrotrajo a aquella diagnosis de Tierno-Galván, histórico alcalde del Madrid de La Movida, cuando definía la política local como facilitar que el agua saliera de los grifos, los autobuses llegaran a su hora o las calles lucieran bien aseadas. "Eso era hace treinta años: ahora es tratar de llevar adelante un proyecto global para una ciudad y para un territorio", explicó el alcalde de Vigo. El vocabulario que manejan hoy las entidades locales, dijo, es el de los "grandes objetivos", de las grandes infraestructuras (el AVE, los aeropuertos), la política de atracción empresarial (la disponibilidad de bolsas de suelo, los incentivos a la inversión), los servicios (la universidad, la becas, la política social, la apertura cultural), el de la gran política gallega, española y europea; y todo "desde la humildad de saber que todo lo que nos dicen es importante". Escuchar y practicar los escuchado. "Nueva política" -la verdadera- o "política total", como acostumbra a decir el jefe del ejecutivo vigués. "No entendieron que ya somos los rectores de la provisión de la mayor parte de demandas de los ciudadanos".

Por eso es que Abel Caballero aprovechó el escenario para lanzar un alegato a favor de ensanchar tanto las competencias de los ayuntamientos como sus medios. Ante una realidad en la que parecen converger la globalización que todo lo difumina con una mayor inquietud por recuperar calidad de vida, el presidente de la Femp fijó posición: "Nosotros queremos más capacidad de actuar". Caballero habló de que la federación de municipios españoles no se conformaría con un papel secundario en caso abrirse el melón. "No por poder", aclaró, sino por "sensibilidad" hacia esa nueva corriente de gobernanza. "Eso requiere cambiar las normas. Cuando lo analizamos, el país no está equilibrado. Hay una gran laguna: la atención con medios a la política local", añadió.

El alcalde vigués recordó que la Constitución de 1978, como hija de las urgencias de su tiempo, apenas despacha en un puñado de tres artículos el papel de los municipios, pero esa circunstancia no se repetirá en una Carta Magna remozada y adaptada a su tiempo. En caso de abordarse su reforma, lo que surja de ese debate "tiene que ser una Constitución que hable de lo local", insistió Caballero. "¿Cómo puede ser que haya un gran hospital en un territorio y no haya un consejo que tenga presentes a la política local?, ¿cómo es posible que haya una industria de automoción de envergadura y no haya una forma para que desde la política local hagamos la traslación de nuestras demandas?", ejemplificó, en una postura que al final acabo por resumirse en un "queremos estar" allí donde se toman las decisiones que, de una forma u otra, tienen impacto directo en la vida municipal.

FARO DE VIGO celebra el 40 aniversario de las primeras elecciones municipales democráticas en España

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En ese nuevo caldo de cultivo, cruce de tendencias entre "lo muy concreto hasta lo más general", Caballero reseñó también un hermanamiento entre el municipalismo y la "prensa desde lo local", entre la cual destacó el papel de FARO y las cabeceras del Grupo Prensa Ibérica. Antes de su alocución, el director de FARO, Rogelio Garrido, reivindicó los avances experimentados desde el Vigo de su generación hasta el de hoy, con una conclusión nítida. "Es poco discutible que el cambio haya sido radical".

Con "mucha tela" aún que cortar", Garrido trazó un concepto de municipio "que trasciende el espacio físico" y que tiene razón de ser como una "red de afectos, percepciones, ilusiones y decepciones", y apeló a que los ayuntamientos dejasen de ser el patito feo de "una organización territorial anacrónica". "Los entes locales deben tener más autonomía y recursos. Deben saber cuáles son sus competencias, evitando las duplicidades y no asumiendo las que son impropias". En suma, que el Estado "deje de tratarlos como hermanos pequeños que se conforman con las sobras del plato". Lo que quieren, precisamente, es más.