Galicia tiene un problema de retención de talento, según informes de la Fundación Cotec, un 15% de estudiantes universitarios planta la carrera en algún momento y un buen número responde en una encuesta que echa de menos más orientación en Bachillerato. En ese contexto, la Consellería de Educación tiene un plan para reforzar la orientación en los centros escolares. La Xunta organizó unas Xornadas de formación específicas para ayudar a estos profesionales en su tarea de asesorar a los jóvenes a elegir su futuro. Participó Arancha Ruiz, cazatalentos y especialista en marca personal y selección y autora de libros como "Ahora o nunca", quien les ilustró sobre cómo "identificar el talento" y desarrollarlo.

-¿Qué hace una cazatalentos en una jornada de formación de orientadores educativos?

-Los cazatalentos nos beneficiamos mucho de la labor de los orientadores porque ellos trabajan con los jóvenes y ayudan a que su talento crezca, se fortalezca y luego llegue a nosotros. Su labor es fundamental.

-¿Qué les enseñó?

--Ellos cuando orientan conocen los distintos planes y alternativas y la realidad empresarial de su contexto, pero yo quise transmitirles qué es lo que compramos los cazatalentos, explicarles el mercado laboral desde la visión del comprador y que no solo hay que pensar en el primer empleo, sino en cómo se va a desarrollar la carrera profesional a largo plazo para que puedan transmitir a los jóvenes que no es una cuestión de primera decisión, sino de adquirir herramientas que puedan servir más allá.

-¿En qué sentido?

--Por ejemplo, a veces cuando las personas tienen una oportunidad profesional les falta perspectiva para entender lo que puede llegar a significar, para ponderar esa alternativa respecto a otra, cuáles son esas capacidades que el mercado les va a pedir o cómo generar una red de aliados. También les he hablado de cómo mantener la confianza en uno mismo y de cómo construir marca personal, muy importante desde el inicio de tu carrera. Por último, lo más importante que les he querido transmitir es que el talento es acción, sin acción no hay talento.

-¿Eso qué significa?

-La gente dice "yo quiero saber en qué soy bueno", y yo digo "pues haz algo y yo te digo si eres bueno o no". Sobre todo los jóvenes quieren saber en qué son buenos, pero les da miedo probar cosas. Les he hablado además de qué cosas reprimen la acción del talento y lo limitan: la desubicación, la inseguridad, la dispersión, la desconexión y, lo peor, no pedir.

-Usted, que trabajó para ellas, sabe qué quieren las grandes firmas...

-Hay muchas personas buscando trabajo, pero muchas empresas no encuentran el talento que necesitan y hay una guerra por un tipo de talento, el digital, por profesionales o jóvenes que sepan trabajar con la tecnología, porque de esto hay poco. ¿Qué le diría a la gente que está buscando trabajo? Al mercado no le importa si una persona que sabe de digital tiene 20, 30 o 40 años, sino que sepa de digital. Muchas veces las personas de 40 dicen "como no soy digital, ya no voy a aprender", pero que no piensen que llegan tarde: aprender las herramientas digitales puede llevar 5 años, pero luego el mercado los compra.

-¿Cómo reconocer el talento en un alumno?

-Todo el mundo tiene un talento y la mejor manera de reconocerlo es ponerlo a hacer cosas. También les he facilitado a los orientadores herramientas de evaluación y de comparación para que a base de prueba y error vean en qué entornos sí y en cuáles no. Les expliqué lo que se llaman los siete atributos, que tienen que ver con en qué entornos una persona brilla y en cuáles no. Por ejemplo, si tú a un Nadal le pones en lo alto de una montaña y le das un esquí y le dices "ahora te tiras", puedes pensar que no es un deportista, pero, si le das una raqueta y le pones en tierra batida, es un crack.

-Galicia sufre de fuga de cerebros. ¿Cómo retener el talento?

-Hay que potenciar el emprendedurismo y facilitar el networking entre el talento porque cuando el talento está junto y crea proyecto, el dinero va detrás.

-La Xunta quiere reforzar la orientación en los centros, desde primaria. ¿Lo ve muy prematuro?

-Creo que hay que trabajar en la confianza de los chicos y tener cuidado con elevar demasiado las expectativas. A los jóvenes muchas veces les da miedo probar algo y equivocarse. Para mí es muy importante la etapa de exploración. Creo que la educación está para enseñar y la empresa está para formar. Si se mueve la responsabilidad de la empresa de formar a la escuela, se elimina la etapa de exploración. Las escuelas son como laboratorios, los niños tienen que educarse y probar cosas nuevas, porque la empresa intenta especializar.

-¿Importa mucho la marca?

-Sí, la reputación, que es lo que los demás dicen de uno; la marca es lo que tú quieres que los demás piensen de ti. A veces la reputación va por un lado y lo que tú quieres por otro y la marca personal ayuda a unir las dos percepciones. La marca personal no es tener un perfil con muchos seguidores instagram, sino definir un mensaje sobre ti que llegue a las personas a las que quieres y lo tienen que trabajar desde ya. Diría que desde 4º de la ESO, que es cuando empiezan a explorar porque empiezan a decidir ámbitos de intereses, a generar su networking porque empiezan a hablar con un padre o madre, con un profesor o visitan un centro. Ahí el chico que levanta la mano y pregunta genera marca personal. Ya en el Bachillerato empiezan las cosas a ponerse difíciles, a contar la nota y lo que saben hacer, y es un buen momento para ir practicando. Ya a partir de la universidad deberían tomárselo en serio.

-¿Cómo se frenan los estereotipos que condicionan la brecha de género en las carreras STEM?

-Primero, que ya se hace, es visualizar modelos de personas que lo han hecho, que no son bichos raros. En "Ahora o nunca", que acabo de publicar, hablo de cinco frenos del talento, pero las niñas, las mujeres, los sentimos más porque tenemos tres adversarios de género. El primero, de promedio una mayor inseguridad; está la percepción de hacer STEM es de listos, como yo no me creo tan lista me da miedo que no voy a ser capaz y entonces no voy. Por eso hay que trabajar en la seguridad de las niñas. Hay que hacerles creer que sí pueden.

El segundo freno de las niñas es una mayor necesidad de agradar, lo que implica a veces tomar decisiones que no deberíamos, y la tercera es que tendemos mucho a temas sociales y nos da la sensación de que las ciencias son temas más abstractos y conducen a estar solas con un ordenador y no e s así, por lo que hay que trabajar con romper estos estereotipos.