María es el nombre con el que Juan Carlos Platis ha bautizado su nueva obra: una escultura de una víctima de violencia de género a tamaño real fabricada en poliéster. El artista vilagarciano creó esta figura de 1,65 metros de alto ex profeso. Su intención era colocarla en la Plaza de Galicia de forma anónima "para que la gente opinase", pero la junta de gobierno de esta semana denegó su petición. "Es una decisión técnica del Área de Igualdad basada en las directrices sobre la imagen de la mujer que emanan del Pacto de Estado contra la Violencia de Género", explica la concejala de Igualdad, Tania García, quien se encargó de comunicar a Platis la decisión adoptada.

El quid de la cuestión radica en la posición de la escultura, que muestra a una mujer en posición de defensa, con los brazos hacia fuera tapando su rostro, como si se estuviese defendiendo de una paliza. Desde Ravella, siempre basándose en criterios técnicos y no políticos -recalcan-, apuestan por una imagen de mujer empoderada y nunca de víctima, por lo que rechazaron la propuesta de Platis.

Basada en un caso real

El artista aceptó sin rechistar la decisión del Ayuntamiento, aunque no comparte sus argumentos. "La mujer está en postura defensiva, pero refleja una realidad y yo quería mostrarla para que la gente opinase libremente", expone el escultor.

Rechaza de plano todo tipo de violencia hacia las mujeres. "Me parece una lacra, un tema despreciable y como hombre me uno a la reivindicación", comenta. De hecho ha vivido muy de cerca el terror de la violencia machista, concretamente en una persona muy próxima a él. Y de ahí surgió María, escultura en la que ha estado trabajando a tiempo completo en el último mes y medio: "No sé qué voy a hacer con ella. La dejo a disposición del Concello y de los ciudadanos".

No es la primera vez que Juan Carlos Platis intenta exponer en la vía pública esculturas a tamaño real sin aclarar su autoría para sorprender a los viandantes. Lo hizo en la Plaza de Galicia con un mendigo -en una ocasión- y cuatro mariscadoras (Herminda, Flora, Carmiña y Obdulia) en otra. "Casi siempre lo hago sin permiso porque la calle es de todos", opina.