Los niños ven mucho la televisión, una media de cuatro horas al día, ¿pero cuándo? ¿con quién? ¿dónde? y ¿hacen algo más mientras están en frente de la pantalla? Una encuesta a 2.202 estudiantes de sexto de Educación Primaria (once y doce años) de 77 colegios de Galicia responde a estas cuestiones y ofrece datos interesantes. El más importante, que ocho de cada diez niños ve la televisión en horario adulto, entre las diez y las doce de la noche, cuando las cadenas no están obligadas a velar por el contenido y cuando ya deberían estar en cama para poder dormir al menos ocho horas. Entre las seis de la mañana y las diez de la noche, es responsabilidad de las cadenas proteger a los niños de imágenes o mensajes poco adecuados para su edad. A partir de las diez de la noche, no. Es un deber de los padres.
Además la mitad de esos niños de once y doce años que están ante el televisor consumiendo contenidos y programas pensados para mayores lo hacen sin supervisión de un adulto. El 23% ven la tele solos, y otro 25% está en compañía de su hermano. Y un veinte por ciento ve la televisión en su habitación, cuando los expertos aconsejan que no debe haber pantallas en los dormitorios.
No es por la noche cuando los niños ven más la televisión sin la presencia de padres o abuelos. A la hora del desayuno, el 38% está solo cuando enciende el televisor y por la tarde, el 37%.
El estudio de Aurora García González, de la Universidad de Vigo, y de Beatriz Feijóo, de la Universidad de los Andes, también revela que la gran mayoria de los estudiantes de sexto de Primaria empieza el día y lo termina delante de una pantalla de televisión. ¿Es una buena práctica cuando los niños gallegos pasan de media 32 horas a la semana en el colegio o en actividades extraescolares? De lunes a viernes, supone más de seis horas al día entre clases y extraescolares.
El televisor se ha convertido en un compañero habitual de los niños a la hora de desayunar o comer. El treinta por ciento declara que toma el colacao o la sopa mientras ve una serie. Y un diez por ciento admite que hace los deberes con la televisión encendida, con lo que divide su atención entre los ejercicios de matemáticas o lengua y los dibujos animados que echan en la tele.
