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El precio de la tierra agraria en Galicia crece otra vez y triplica la media nacional

El valor de las parcelas aumenta un 4,1% frente al 1,3% del Estado

Plantación de castaños. // Marta G. Brea

El precio medio de la tierra agraria en Galicia aumentó en 2018 por tercer año hasta situarse en 14.925 euros por hectárea, un 4,1% más que el ejercicio anterior14.925 euros por hectárea. Este incremento triplica la media nacional que fue del 1,3% y coloca a la comunidad con la segunda mayor subida solo superada por La Rioja (9,2%).

El coste de la tierra de cultivo en Galicia no para de crecer y mantiene un alza constante desde 2016, por lo que se convirtió en una de las tres comunidades que más contribuyó el año pasado al aumento del valor de los terrenos agrícolas en España, junto a Castilla y León y Aragón, según la Encuesta de Precios de la Tierra que acaba de publicar el Ministerio de Agricultura.

En los últimos tres años, la revalorización de las parcelas en Galicia alcanza el 12,8%. Esta escalada de precios tiene varias causas. La mejoría económica es una de ellas, pero, sobre todo, la escasa oferta de tierras y las pocas transacciones que se realizan en la comunidad. Esta falta de movimiento provoca que haya poca oferta y una elevada demanda, sobre todo en las dos provincias del norte.

Y también hay menos explotaciones y menos superficie cada año. El número de explotaciones agrarias muestra una reducción continuada desde 1960. Y además, en los últimos lustros se ha producido una pérdida importante de superficie agraria útil. Solo en el periodo entre 1985 y 2005 han desaparecido 145.000 hectáreas de prados y labradío.

"Hay muy poca tierra a la venta, muchos terrenos abandonados; los márgenes cada vez son más reducidos y la superficie útil cada vez es menor porque se cierran explotaciones ya que no hay relevo generacional". Con estas palabras resume Roberto García, secretario xeral de Unións Agrarias (UUAA), las causas más importantes por las que el precio de la tierra agrícola encadenó el año pasado su tercer ejercicio al alza.

Para que haya más movimientos de tierras en Galicia, García apuesta por varias recetas. "Es imprescindible movilizar más tierras y que sean productivas, para ello es fundamental incluir elementos fiscales. Por una parte, para provocar la entrada de parcelas en el mercado y, por otra, para incentivar los contratos de arrendamiento a largo plazo", explica.

Roberto García se queja de que haya 600.000 hectáreas de tierras abandonadas susceptibles de convertirse en suelo agrícola y en este apartado considera que el Banco de Terras tiene un papel fundamental.

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