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Míriam González: "El sistema político actual es un lastre, España ha cambiado muy poco en 20 años"

"Con el Brexit hay una guerra civil intelectual, suerte que no hay disturbios". "Me preocupa el refuerzo del bipartidismo en España, el país es mejor con más opciones políticas"

Miriam González, ayer en A Toxa. // Miguel Muñiz

Para ella tiene algo de sentimental su papel en el Foro Atlántico La Toja: su padre, alcalde de Olmedo (Valladolid) en la Transición, adoraba la isla arousana. Para los demás, es su trayectoria como abogada especialista en la UE, ejecutiva en Londres y ahora California, y su impulso a la igualdad entre las niñas la que habla por sí sola. Miriam González (1968), esposa del ex vicepremier británico Nick Clegg, urge a reformar el sistema desde una lupa liberal. Un vuelco a fondo: desde eliminar aforamientos hasta apoyar la conciliación.

- "Tres miradas sobre España" se titula la mesa que modera entre González y Rajoy, ¿cuál es la suya?

-En realidad son dos porque yo hago la moderación con muchísima humildad. Han sido dos expresidentes que han marcado la historia de España. Mi mirada personal es que creo que este es un país estupendo, con una población con una iniciativa que el sistema político no se la merece. Hace falta una reforma política urgente. Siempre hay excusa para no hacerla ya pero creo que nuestro sistema político se ha convertido en un lastre.

- ¿Cómo ve a los liberales en España?

-Más que haber una opción que se defina como liberal, que sé hay muchas críticas a respecto de si son liberales o no, hablando de Ciudadanos, para mí lo que cuenta es la tendencia. Creo que se pueden hacer políticas liberales desde partidos ahora mismo cercanos al poder. No se entiende desde el extranjero por qué seguimos con aforamientos, o sin una revisión del Poder Judicial.

- En clima preelectoral, me veo obligado a pedirle, si no un pronóstico, un análisis de situación.

-Se ven las tendencias de refuerzo del bipartidismo, a mí es algo que me preocupa. El país es mejor con más opciones políticas.

- Eso no lo importaría de Gran Bretaña, el bipartidismo de tories y laboristas.

-También me molestaba mucho. Los británicos escépticos con la coalición ahora la mayoría estarían anhelando un gobierno de esas características.

- En perspectiva, en España todo parece solucionable respecto al laberinto del Brexit.

-Es verdad, pero es muy poco consuelo. Lo que más me preocupa es la división generacional en Gran Bretaña, pero es cierto que es un país con un músculo económico tremendo. Y me preocupa si estamos desarrollando todo el potencial de la población española. España ha cambiado muy poco en los últimos 20 años.

- Llegó a decir que el Brexit era una guerra civil intelectual.

-Estoy convencida. Yo lo llevaría más lejos: hay una guerra civil intelectual en general en todo el país en el eje económico, geográfico y generacional, y en los partidos. La suerte es que no hay disturbios.

- Como liberal, ¿no se llevó la manos a la cabeza cuando en el congreso de los tories se aplaudía el miércoles un recorte al derecho a la movilidad?

-Llevo con las manos a la cabeza con respecto al Reino Unido durante mucho tiempo (ríe). Esto lo entenderías más si hubieses visto el CV de esta señora (Priti Patel), que era defensora de la pena de muerte.

- ¿Un segundo referéndum es una posible salida o usted es de las cree que detrás esa idea está la de votar hasta que salga lo que yo quiero?

-Es posible todavía. No veo muy bien qué otra salida porque no puedes dirigir el país contra los intereses de los más jóvenes. Eso no ocurre en las dictaduras y tampoco en las democracias.

- ¿Se siguen refiriendo a usted como la mujer de Nick Clegg en lugar de Miriam González?

-Es un hecho que estoy casada con él (ríe). En el siglo XXI me parece increíble haya mujeres que todavía tenemos que defender el derecho a que nos llamen por nuestro nombre.

- En la última cumbre del G-7 las primeras damas daban de comer a los peces mientras sus maridos (menos Merkel) decidían los designios del mundo. ¿No estamos dando pasos atrás?

-Por un lado, que tiene que haber más mujeres en lo más alto. Me dedico a hacer trabajo con las niñas para presentarles a mujeres que inspiran, y cuando ves cualquier sector, en los puestos medios van cayendo y en los de arriba caen del todo. En la política pasa algo parecido. Después hay otra parte, lo que dices, los programas para las esposas. Ahí, sí que es cierto que las conexiones personales puede resultar muy útiles para los países.

- ¿Inspiring Girls cubre un vacío que el sistema educativo no es capaz de llenar?

-Quizá. Cuando me hablan del sistema educativo, creo que hay que tener cuidado. Estamos en trece países, a punto de estar en 14 y empezar en África, y lo que más me llama la atención en todos es que acabas encontrándote niñas que con 12 o 14 años dicen que algunas asignaturas o deportes no son para ellas. Claramente es un problema de la sociedad. Yo creo más en las iniciativas sociales.

- ¿Quién inspira a las niñas de hoy?

-Te suelen decir Beyoncé, un buen modelo porque trabaja mucho y tiene determinación. Las siguientes son sus madres o abuelas. Y después ves que no tienen ni idea de lo que hacen muchas otras.

- Horarios exigentes, dificultades para encontrar guardería? Problemas de conciliación. ¿Cómo se rompe esa dinámica, si queremos, dejando al margen al Estado?

-Eso hay que hacerlo con el Estado. Me preocupa que hayamos permitido que en el discurso político esto se haya convertido en tabú. Es un problema exclusivamente político.

- Dijo una vez que los hombres que cuidan a sus hijos "tienen más cojones". Entiendo que los europeos no vamos muy sobrados de testiculina.

-Lo dije porque desde la prensa ultraconservadora siempre se criticaba Nick, al estar casado con una mujer fuerte, se convirtiera en un hombre débil. Ser un hombre valiente es tratar a las mujeres de tú a tú. Cada vez se implican más, aunque no lo suficiente.

- Y sin embargo surgen alternativas como Vox.

-Por ambos sitios en España, extrema derecha e izquierda. Es mejor saberlo. Cuando están tapados hacen mucho más daño.

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