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Los "profes" también hacen prácticas

En el último lustro, más de 230 docentes de Formación Profesional realizaron estancias en empresas -El objetivo es estar al día de lo último y adaptar el alumnado al mercado

Maica Couto y Josep Roca, de El Celler de Can Roca. // Cedida por M. C.

Más de 1.200 kilómetros de distancia separan el CIFP Carlos Oroza, en Pontevedra, donde se forman futuros especialistas en hostelería y turismo, cocina y pastelería y servicios de restauración, y "El Celler de Can Roca", un emblemático establecimiento con tres estrellas Michelín elegido más de una vez como el mejor restaurante del mundo. Sin embargo, ambos lugares, aquel en el que se forman los "novatos" y el que ya es un consagrado templo de la gastronomía, están conectados y la docente pontevedresa Maica Couto y los programas de formación del profesorado de FP de la Consellería de Educación tienen mucho que ver.

Maica Couto Míguez, que lleva ya veinte años en el mundo de la enseñanza, es una de los docentes que se ha animado -y varias veces- a participar en los últimos cinco años en la convocatoria de "estancias formativas en empresa" que realiza cada curso la Xunta para que el profesorado de FP pueda incorporarse a una compañía durante un tiempo determinado y así "actualizar" sus conocimientos científicos y tecnológicos en un "entorno real".

Es una preocupación que comparte Maica Couto, como explica cuando expone las razones por las que recomienda a sus compañeros seguir su ejemplo. "Porque nuestros alumnos se van a encontrar en nada -porque los ciclos son 2.000 horas- con un mundo laboral que nosotros tenemos que conocer y darles a conocer; creo que esa es nuestra primera misión y estas estancias nos facilitan eso, nos facilitan el conocer el mercado laboral de primera mano". En caso contrario, admiten que corren el riesgo de quedarse al margen de la actualidad, algo que no casa con la filosofía de la FP. "Aunque somos profesores, y la pedagogía es importante, al final lo que tenemos que enseñar es a incorporarse al mundo laboral, y si pierdes el contacto con la empresa, vas a impartir una formación obsoleta", advierte.

Lo mismo piensa María José Alonso Suárez, que da clases en la familia de Madera y Mueble en el Paz Andrade de Vigo, quien apunta que el principal objetivo que tenía en mente al apuntarse era el "confirmar" que lo que está impartiendo en el centro educativo "se corresponde con lo que pide la industria". No tuvo que ir muy lejos, sino que solventó sus inquietudes en la misma provincia, en la empresa Martínez Otero, referente mundial en contract, o, como explican en su web, en transformar "ideas de arquitectos e interioristas en proyectos reales".

Lo que María José vio en la compañía le confirmó que iba por el camino correcto en clase y que "la base se está dando". "Eso hace que pueda motivar a los alumnos de que lo que están estudiando sí que va a tener una aplicación", señala, y hacerles ver que "la industria de la carpintería y el mueble es puntera y automatizada y requiere una formación completa; no es solo que puedas serrar un tablero, sino que un carpintero ahora tiene que tener formación en representación gráfica en ordenador y a mano alzada", por ejemplo.

Maica, que pone el foco en la sumillería, y María José, que ha podido abarcar todo el proceso productivo realizado en la firma, son solo dos de los 230 docentes que se han animado desde 2015 hasta ahora a apuntarse a las estancias formativas auspiciadas por la Administración para ponerse al día. Pero no solo, como explican desde Educación, para "conocer nuevos métodos de trabajo o adquirir habilidades y destrezas requeridas por los nuevos perfiles profesionales para acercar a los centros a la industria 4.0", sino también, como apunta Couto, para saber qué pide el cliente. No se trata tanto de técnicas, dice, como de "aprender las nuevas demandas del cliente, lo que es tendencia, lo que el mercado busca, lo más in".

Con todo, tras sus estancias formativas en "El Celler de Can Roca" y otros restaurantes, aparte de las que vivió como trabajadora en el sector -incluido el restaurante más caro del mundo, el "Sublimotion"-, Maica Couto destaca que "lo que te enriquece son los equipos, la pasión con la que trabajan". "Sobre todo lo que aprendí es que, sin pasión por la profesión, no se prospera", enfatiza. De ahí que defienda que se trata de que los alumnos encuentren su lugar, sepan hacer su trabajo "con profesionalidad" y que sean "felices" haciéndolo.

Pese a que estas docentes alaban la experiencia y la califican de "enriquecedora" y "muy positiva", no todas las plazas ofertadas -400 según Educación, de 2015 a 2019- se cubren, aunque algunos repiten, porque las estancias asciendan a 275. Desde la Xunta explican que en los últimos años se ha registrado una reducción en las solicitudes -desde 60 en 2015 a 47 en 2019-, pero lo atribuyen a que la convocatoria ha coincidido con OPEs y además ha aumentado el profesorado que participa en los proyectos de FPdual, que ya mantiene, señalan, "un contacto directo" con las empresas del sector. En todo caso, la rama más dispuesta a estrechar lazos con la realidad laboral por esta vía -porque hay otras- es la de Sanidad, con 74 estancias solicitadas, seguida de las de Hostelería (30) y Fabricación Mecánica (25).

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