Manuel Fernández Castiñeiras, condenado a ocho años y dos meses de prisión por el hurto del Códice Calixtino, así como por un delito continuado de robo con fuerza en las cosas -por sustraer dos millones de euros en efectivo de la Catedral de Santiago- y un delito de blanqueo de capitales, abandonó la cárcel de A Lama donde cumplía su pena debido a su estado de salud, pues es víctima de una grave enfermedad "incurable" y padece una dependencia total en sus actividades básicas.

La abogada de Fernández Castiñeiras, Carmen Ventoso Blanco, ya había solicitado anteriormente que se le aplicase el tercer grado por motivos de salud y finalmente la Justicia ha accedido a aplicar el artículo 104.4 del reglamento penitenciario que establece esa posibilidad para "los enfermos muy graves con padecimientos incurables, según informe médico, con independencia de las variables intervinientes en el proceso de clasificación", por "razones humanitarias y de dignidad personal, atendiendo a la dificultad para delinquir a su escasa peligrosidad".

Castiñeiras, de 70 años de edad y antiguo electricista de la catedral compostelana, sufrió un derrame cerebral el pasado mes de mayo mientras se encontraba en el penal pontevedrés, lo que motivó su ingreso hospitalario tras ser trasladado en ambulancia desde la cárcel. Se trataba del segundo ictus que padecía, pues ya había sido afectado por otro antes del robo del Códice, una sustracción que supuso un revuelo internacional debido a la importancia de ese incunable del siglo XII.

El Liber Sancti Iacobi es una especie de guía para los peregrinos que seguían la Ruta Jacobea, con consejos, descripciones del Camino y de las obras de arte que alberga, así como textos litúrgicos y canciones relacionadas con el Apóstol.

Tribunal Supremo

La sustracción se produjo en 2011 y un año después Castiñeiras fue detenido como principal sospechoso. Aunque pasó un tiempo en prisión provisional, en 2013 salió de la cárcel a la espera de juicio. Dos años después, el proceso se saldó con una sentencia condenatoria que le impuso diez años de cárcel por delitos de hurto, robo continuado y blanqueo de capitales, así como una multa de 268.425 euros. Posteriormente, el Tribunal Supremo redujo la pena a ocho años y dos meses, que estaba cumpliendo en la cárcel de A Lama.

Con cuatro años cumplidos en el penal, el derrame cerebral que sufrió el pasado mes de mayo le llevó al Hospital Montecelo de Pontevedra, desde donde se le derivó al Álvaro Cunqueiro de Vigo dada su gravedad, pues estuvo a punto de fallecer. Allí permaneció hasta el pasado mes de julio en el que fue reingresado al centro penitenciario con graves secuelas.

Su letrada reclamó su puesta en libertad por motivos de salud y los graves padecimientos que sufría, pero hasta el pasado miércoles no logró su excarcelación. Una ambulancia trasladó a Fernández Castiñeiras a su casa, donde será atendido por su entorno familiar. El exelectricista de la catedral ya no puede valerse por si solo y es completamente dependiente. Precisa de asistencia continua de otra persona hasta para comer.

El robo del Códice Calixtino tuvo gran repercusión social y mediática. Un año después de su sustracción fue hallado en un trastero del electricista cuando los investigadores ya daban por perdido que estuviera allí.