Sobran datos, y argumentos, que permiten constatar que el botellón "sigue vigente" y constituye "un claro factor de riesgo" a muchos niveles, advierte Antonio Rial Boubeta, que lidera el equipo que ha realizado dichos estudios. El experto urge a actuar ya ante un problema en cuya base ve "una carencia de valores" y un modelo social asociado a la diversión. Aboga por un pacto de Estado similar al que se defiende para la educación, además de pedir aplicar la ley y de "dejar atrás el buenismo y la indiferencia". Desde padres a concellos, insta, todos "deben dar un paso adelante y asumir su cuota de responsabilidad".

-Los estudios que coordina revelan diversos problemas asociados al botellón...

-El botellon supone un marco contextual y ambiental para otras conductas de riesgo, en el terreno de la salud, sexual y de convivencia. Es decir, no solo tiene el componente de salud desde el punto de vista de las adicciones.

-¿Qué le preocupa más de la práctica del botellón y sus datos?

-Los problemas que tenemos hoy en día, que generan una enorme alarma social, como los de convivencia, como el acoso escolar, o los abusos sexuales o la violencia de género, especialmente el tema de las manadas, tienen un origen común. En la base está el modelo social que tenemos de éxito, de triunfo, que tiene que ver con la diversión, con el alcohol y con el sexo, con muy pocos límites. De alguna manera, hay una aceptación social implícita que es preocupante. El problema es la falta de valentía institucional, la hipocresía social reinante, que es incapaz de asumir que hay un problema de fondo serio y que hay que tomar medidas que, aunque sean impopulares, son necesarias.

-¿Cuáles?

-Un problema tan complejo no se resuelve con una única medida, a nivel de familia, de escuela, de educación afectivo-sexual o sanitario. Hay que abarcar varios frentes y eso está madurado en una magnífica ley gallega, la de prevención del consumo de alcohol en menores de 2010. Ahí vienen los frentes en los que hay que trabajar de manera equilibrada e integral, complementándose. Está escrito. Hay que tomarla en serio y lo único que hay que hacer es cumplirla.

-¿Y por qué no se cumple?

-No se cumple, no hay ese paso adelante consensuado ajeno a banderas políticas y a colores y a que tomar medidas de manera coherente y conjunta desde todas las instituciones. Estamos aún pendientes de que en el ámbito estatal se haga una nueva ley al respecto. Pasa como con el gran pacto por la educación, exactamente lo mismo. Estamos jugando con el presente y con el futuro de la juventud y no olvidemos que el consumo de alcohol en menores es el principal problema de salud pública en este sector de la población.