Hace un año, cuando Abanca presentaba el informe "A Economía Galega" correspondiente a 2017 elaborado por Afundación, su obra social, preveía que la economía gallega cerrase 2018 con un crecimiento de entre 2,7 y el 2,9%. El INE lo cifró al final en un 2,7 y el IGE, en un 2,8. Sus previsiones de crecimiento del PIB de cara al cierre del actual ejercicio son menos generosas y rebajan también el 2,6% que la Xunta estimaba en sus presupuestos para este año en medio punto, al entender que Galicia crecerá entre un 2,1 y un 2,2%.

Así lo señala el documento, elaborado en colaboración con la Universidade de Santiago y IESIDE, que considera el porcentaje del Gobierno gallego "quizás excesivamente optimista" y recuerda que las previsiones para España oscilan entre el 2,1 y el 2,2% y que ambas economías siguen un "camino relativamente paralelo". El coordinador del estudio, Alberto Meixide, explica que "existe un claro consenso de que va a haber, de hecho se está produciendo, una desaceleración tanto en la economía española como en la gallega".

Una "buena parte" de esa desaceleración, señala, está "asociada con un entorno exterior bastante incierto, desfavorable", y al respecto incide en que "el comercio exterior está aportando negativamente al crecimiento" de las dos economías, la española y la gallega. "Todos los datos que tenemos inciden en ese mismo escenario", recalca el economista de Instituto de Desenvolvemento de Galicia, de la Universidade de Santiago, quien añade que en el caso de la economía gallega "la desaceleración está siendo muy fuerte" al producirse "una caída en picado" del superávit comercial. A este "empeoramiento del sector externo" desde la demanda se sumaría la "brusca caída en la producción industrial gallega".

Con todo, Pedro Veiga, director adjunto de Planificación Estratégica y PMO de Abanca y coordinador del Centro de Investigaciones Abanca de IESIDE, sostiene que tasas de crecimiento por encima del 2% puede considerarse "sostenible y muy robusto" y que existe "cierto optimismo" en las familias, ya que el pago con tarjetas en Abanca aumentó en el entorno del 15% en este primer semestre y el gasto de los hogares gallegos crece más en el ámbito del ocio.