La ruptura de En Marea tendrá un coste político pero también económico para las arcas públicas. La marcha de Luís Villares y sus tres diputados afines obliga a crear un grupo mixto en la Cámara que además demanda su propia dotación económica. Dispondrán finalmente de 240.531 euros anuales. Aunque el otro bloque, donde se integran los diez parlamentarios restantes, verá reducida sus contribuciones en 88.176 euros, al final el gasto en el Parlamento se incrementará en 152.000 euros al año.

Juntos recibían 499.061 euros. Por separado obtendrán 651.416, de los cuales 410.885 serán para En Marea y 240.531 para el grupo mixto de Villares.

Así lo pactaron ayer los portavoces parlamentarios que no pusieron ninguna objeción al incremento del gasto y se mostraron satisfechos por el acuerdo. "Procuramos adoptar entre todos la fórmula que permitiera el mayor ahorro", señaló el portavoz del grupo mixto, Luís Villares. De hecho, el presidente del Parlamento, Miguel Santalices, les trasladó diversas opciones para la reasignación de recursos.

El incremento del gasto se debe básicamente a que cada grupo recibe unas subvenciones fijas, que son independientes de su representatividad en la Cámara. Cuantos más grupos, mayor es, por lo tanto, el gasto.

La financiación que se les asigna proviene de tres líneas de ayudas. Por un lado, los grupos perciben una subvención fija de 119.661 euros anuales. Los cuatro diputados de Villares, sin embargo, no recibirán esta cuantía íntegra puesto que no llegan al mínimo de cinco parlamentarios que se exigen para conformar grupo. Por esta razón, obtendrán 95.729 euros, es decir 4/5 del total.

A esta cantidad se le sumarán otros 56.626 euros de la subvención finalista que se concede para la contratación de colaboradores. Se trata de una cuantía fija, que en el caso del grupo mixto también se ve rebajada a 4/5 por no llegar a los cinco diputados (el resto de grupos perciben 70.782 euros).

Y, por último, cada grupo cobra 1.837 euros mensuales por cada diputado. Aquí no habrá coste adicional para el Parlamento, puesto que lo único que hay es un trasvase de los 88.176 euros correspondientes a cuatro parlamentarios que pasan de En Marea al grupo mixto.

En todo caso, el coste para el contribuyente pudo ser mayor, puesto que cada grupo tiene derecho a tener a sus representantes en cada una de las comisiones parlamentarias y esto podría acarrear más gastos en dietas. Finalmente, se llegó a un acuerdo para no aumentar el número de parlamentarios en estas comisiones. Si antes En Marea tenía dos, tras la escisión se quedará con uno y cederá el otro al grupo mixto. Y además se repartirán también el espacio físico en las oficinas del Pazo do Hórreo.

En el hemiciclo los cuatro diputados de Villares se sentarán dos en la última fila y otros dos por delante en la penúltima fila.

En cuanto a las iniciativas, el grupo de Villares tendrá derecho a formular dos preguntas al presidente de la Xunta en todo el periodo de sesiones. Será a costa de que En Marea ceda su turno en un pleno y el BNG otro. A pesar de que el Bloque perderá un poco de protagonismo, su portavoz Ana Pontón lo consideró "asumible".

Pero aunque no hubo conflicto en el reparto económico y de iniciativas parlamentarias, el divorcio tampoco fue del todo amigable. Villares se arroga la representación de En Marea y denomina al otro grupo "Podemos-Galicia En Común". Pero esto no gusta nada al nuevo portavoz del grupo En Marea, Manuel Lago, que advierte que "se equivoca" y advierte que "es una falta de respeto institucional". "En Marea somos nosotros", advirtió. Aún así, reconoce que su grupo analiza un cambio de denominación para evitar "confusión" al electorado, pero aclara que se hará cuando la decisión esté "madura, no cuando lo pida Villares".