La tierra se mueve de forma muy frecuente, pero nadie puede percibir este fenómeno si no es de una envergadura extraordinaria, el último seísmo que se recuerda así data del pasado mes de noviembre, cuando un baile terrestre en la villa portuguesa de Melgaço sí levantó las alarmas en el sur de Galicia. Con todo, tampoco es habitual que en tres días, hayamos vivido un total de seis terremotos, ni tampoco lo es que tres de ellos se hayan congregado en el día de hoy, según los datos registrados por el Instituto Geográfico Nacional (IGN).
El municipio de Cartelle, en Ourense, ha experimentado este suceso por doble en esta jornada de sábado. A las 6.43 horas de la madrugada, llegaba el primer temblor, de magnitud 1.7 y con su epicentro a 19 kilómetros de profundidad. Le sucedía otro a las 17.21 horas, de menor proyección, 1.6, y con su núcleo a 12 km tierra abajo. La anterior vez que se había sacudido esta zona fue el pasado 2 de mayo, y algo más fuerte, con una magnitud de 2.1.
La otra localidad que ha sufrido movimientos terrestres ha sido A Pobra do Caramiñal, en A Coruña: un terremoto de 1.7 a 10 kilómetros de calado a las 17.21 horas, un fenómeno semejante al ocurrido el pasado 11 de junio, aunque se originó mucho más cerca, a un solo kilómetro, y 'golpeó' con mayor dureza trepando hasta los 2.4 grados.
Pero esto no ha sido una sorpresa única del fin de semana, sino que ya el pasado 27 de junio, el IGN registró otro estremecimiento, esta vez en Fornelos de Montes (Pontevedra) -magnitud 1.8 a 8 km de profundidad-; y el 28, en Taboada (Lugo) -1.9- y A Merca (Ourense) -2.1-.
El mayor terremoto analizado durante este año en Galicia se dio el pasado 16 de febrero en Becerreá (Lugo) con una magnitud de 2.9.
Con todo, esta correlación de sacudidas no es para asustarse ni mucho menos. Podríamos llegarnos a preocupar cuando se alcanzasen los 3.5 puntos. Entonces, sí notaríamos un efecto debajo de nuestros pies, una sensación semejante al estallido de una mina, sin llegar a provocar daños, sino únicamente un movimiento.
