El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha dejado en el Parlamento una declaración un tanto enigmática, a la vez que ambigua, sobre su futuro político. Ha sido en la sesión de control, donde el portavoz del PSOE, Xoaquín Fernández Leiceaga, le interpelaba sobre el balance de su gestión y los problemas que, considerados prioritarios en su día por el Gobierno gallego, todavía arrastra Galicia, como la crisis demográfica, la creación de empleo, el envejecimiento, la asistencia sanitaria o la productividad industrial.

“Necesita un cambio de paradigma”, le ha espetado Leiceaga. "Le queda menos de un año para acabar su tercer y, espero, último mandato", añadió. A lo que Feijóo ha respondido que todavía le quedaba por delante más gobierno que lo que lleva Pedro Sánchez como presidente y que el discurso del diputado socialista le sonaba “a despedida” del portavoz del PSOE más que a la suya propia de la Xunta, en alusión que en breve entrará en el Parlamento el secretario xeral del PSdeG, Gonzalo Caballero. “Nos vamos a seguir viendo en el Parlamento, a lo mejor, durante más tiempo del que usted se cree”, ha declarado Feijóo, recordando, acto seguido, que a los gallegos aún les queda por hacer otro “balance” de la gestión del Ejecutivo autonómico, que será en 2020, cuando se celebren, en principio, las elecciones gallegas.

Por el momento, Feijóo no desvela con claridad cuál será su futuro político ni si se volverá a presentar como candidato a la Xunta. Se cuida mucho de no aclararlo aunque el Gobierno gallego, como se expuso la pasada semana, trabaja con un plan estratégico de acción con el horizonte del año 2030.

Durante el debate, Feijóo ha aprovechado además para censurar la “inestabilidad” del Gobierno de Pedro Sánchez y su falta de actuación que, entre otras cosas, se traduce en un “pufo para Galicia de 700 millones de euros”, en relación a los fondos que la comunidad autónoma está pendiente de recibir procedentes del Estado derivados de la gestión del IVA o de haber cumplido con los objetivos de déficit y la regla de gasto.

El cara a cara en el Parlamento ha estado además marcado por una nueva escenificación de la ruptura de En Marea, que en esta ocasión no ha interpelado a Feijóo, al renunciar su todavía portavoz formal, Luís Villares, a formular su pregunta de control. En el grupo de En Marea estaban 11 diputados, faltando el propio Villares, así como Davide Rodríguez y Paula Vázquez Verao, que junto con Pancho Casal -que sí estaba presente- se pasarán al grupo mixto cuando se constituya.

También se registró un enfrentamiento entre Feijóo y la portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, que acabó con una llamada al orden a la diputada nacionalista por parte de la presidencia de la Cámara. El motivo, que no fue atendido por Miguel Santalices, fue que Pontón consideró que Feijóo había incurrido en “insultos y difamaciones” por vincular al BNG con los “herederos del terrorismo” del País Vasco, en alusión a que concurrió con Bildu a las elecciones europeas. Además, el presidente de la Xunta le había reprochado la “cautela” con que se expresó cuando detuvieron, la pasada semana, a la cúpula de Resistencia Galicia.

El presidente de la Xunta, además, ha justificado en pacto entre el PP y Democracia Ourensana para repartirse el Concello y la Diputación. Ha asegurado, tras la recriminación de Ana Pontón por la falta de “dignidad política”, que los populares han pactado precisamente con el mismo partido con que el PSOE y el BNG pretendían hacerlo para quedarse con la alcaldía de Ourense y la corporación provincial. La portavoz nacionalista ha censurado el apego del poder de Feijóo, que le lleva a hacer cualquier cosa con tal de mantenerse en la "poltrona". "Galicia no necesita como presidente a un yonqui del poder", ha declarado.