Ocultos a la vista de todos. Los líderes de Resistencia Galega, Antom García Matos, “Toninho”, y su pareja Asunción Losada Camba, vivieron los últimos cuatro años en una aldea abandonada, antigua comuna hippie, del municipio pontevedrés de Fornelos de Montes y desde donde hacían vida normal en el pueblo pontevedrés. En la clandestinidad desde hace 13 años, las fuerzas antiterroristas siguieron sus pasos en Portugal y Venezuela, hasta que el pasado sábado cayeron en una cafetería del centro comercial A Laxe de Vigo cuando se reunían con uno de sus contactos.
María y Tino, nombre por el que los conocen los vecinos de Fornelos, se instalaron en una de las casas de la pequeña aldea de Baños, donde residían otros dos okupas, dedicados a la ecología. Cada día recorrían a pie los seis kilómetros de distancia a la plaza da Igrexa de Fornelos o a Verducido. No tenían coche, pero tampoco se puede utilizar pues desde su lugar de residencia los primeros kilómetros discurren por un pequeño sendero por el que no entra ni una moto. Nadie sospechaba de ellos y por eso cuando el lunes por la tarde la Guardia Civil tomó la comuna, sus vecinos no acababan de creérselo. Especialmente porque no hace muchos meses, aseguran, Asunción Losada, presentó una queja contra un vecino que residía en otra vivienda de la comuna con el que al parecer tenían problemas con el huerto comunal que pusieron en marcha. No hubo denuncia por medio, por eso no necesitó identificarse. El hombre acabó abandonando el lugar y los líderes de RG se quedaron solos.
La población, tras los arrestos de ambos sigue incrédula. Ninguno se imaginaba que aquella amable pareja, que hablaba con todos, era peligrosa y una de las más buscadas por las fuerzas de seguridad. “Eran unos vecinos estupendos. Porque los vi en televisión, sino no me lo creo”, dice una vecina. “Aquí no podemos hablar mal de ellos. Se mostraban cercanos, educados y amables”, repiten comerciantes y lugareños todavía sorprendidos.
"Ella tiene el pelo blanco y más largo que en las fotos de la Guardia Civil, y él está más cambiado, lleva barba, pelo más largo y casi siempre una gorra"
En Fornelos creían que se trataba de dos jubilados que habían decidido cambiar de vida y disfrutar del campo en plan hippie con su pensión: “Movían dinero, iban bien vestidos. Ella tiene el pelo blanco y más largo que en las fotos de la Guardia Civil, y él está más cambiado, lleva barba, pelo más largo y casi siempre una gorra; también están más viejos, claro. Era una pareja tranquila, hacían su vida”, aseveran quienes trataron con ellos.
A Matos y a Camba se les considera los máximos responsables del movimiento armado independentista de Resistencia Galega que diseñaron en 2005, heredero de la estructura del Exército Guerrilleiro do Povo Galego Ceive. Este último grupo dejó en Galicia tres víctimas mortales entre 1987 y 1991 a raíz del atentado perpetrado en la discoteca Clangor de Santiago y otro en el que falleció un agente de la Guardia Civil de Irixoa. Matos fue juzgado por el intento de voladura de la estatua ecuestre de Franco en Ferrol en julio de 1987, atribuido al Exército Guerrilleiro, pero la Audiencia Nacional le absolvió.
La Guardia Civil custodia la aldea a la espera de registro
La Guardia Civil custodia desde el lunes la aldea abandonada de Baños donde residían los dos líderes de Resistencia Galega. Esperan el traslado a Fornelos de ambos, en prisión provisional por orden del magistrado de la Audiencia Nacional García Castellón, para practicar el registro de la comuna, en cuyos alrededores no se descarta que pueda ocultarse algún zulo con explosivos. Asunción, nacida en Santiago, y Antom, natural de San Sebastián y considerado de “alto nivel de peligrosidad” según la ficha de búsqueda en Interpol, tienen 53 años. Interior no tiene duda alguna de que es el líder de Resistencia Galega –que desde su creación ha colocado más de 60 artefactos explosivos con daños materiales pero sin víctimas mortales–, y Losada ocuparía el máximo nivel de decisión de la banda. Los dos se encontraban en busca y captura por la Interpol desde el año 2006 por su presunta implicación en numerosos atentados terroristas por toda Galicia. Resistencia Galega fue declarada organización terrorista en 2014 por el Tribunal Supremo.
Una casa sin luz ni agua caliente
Antom Matos y Asunción Losada vivían en medio del monte, cerca del río y en una casa sin luz ni agua que arreglaron poco a poco. “Él era un manitas, arreglaba todo tipo de máquinas”, aseguran en Fornelos.
Una pequeña placa solar en el tejado de la vivienda, del tipo de las que se utilizan en los barcos, y bombonas de butano que iban a buscar a Verducido les servían como fuentes de energía. En el exterior de la casa en la que residían hay numerosos troncos de madera cortados y preparados para su uso cubiertos con un gran plástico para que no se mojen.
"Él era un manitas, arreglaba todo tipo de máquinas"
“En inviernos en Baños hace mucho frío, a veces bajaban entre la nieve y les preguntábamos si no tenían frío, pero nunca se quejaron”, explica un vecino de Fornelos, mientras que otro apostilla que “ella decía que era ingeniera informática”.
La búsqueda de los dos líderes de Resistencia Galega incluye un código rojo de Interpol en la orden internacional de busca y captura. Contra ellos pesan acusaciones que van desde pertenencia a organización terrorista en grado de dirigentes a tenencia, transporte de explosivos o falsedad documental. Su búsqueda se centraba en Portugal, pero también se había ampliado a Venezuela. La última aparición conocida de “Toninho” fue un vídeo difundido en julio de 2014, en el que exhortaba a los militantes de la organización a seguir cometiendo actos violentos.
En la pequeña plaza da Igrexa los vecinos relatan sus vivencias con los dos supuestos terroristas. “¡Cómo van a ser los más buscados de España, con el tiempo que llevan aquí y los conoce todo el mundo ¿A quién han matado?”, preguntan ansiosos de información.
“¡Cómo van a ser los más buscados de España, con el tiempo que llevan aquí y los conoce todo el mundo ¿A quién han matado?”
Como no tenían coche solían desplazarse a Redondela y a Vigo en autobús, según apuntan quienes les conocían. La casa en la que residían en Baños, bautizada por los vecinos de Verducido como la de “Os Gallegos”, porque creían que María y Tino eran de Ourense ya que “siempre hablaban de aquella zona y la conocían bien”, presentaba ayer todo el aspecto de una ausencia inesperada. En el tendal seguía colgada ropa pendiente de recoger y hasta una alfombra que había sido lavada.
“Toninho” y Asunción habían viajado a Vigo pero pensaban regresar a su hogar. La Guardia Civil frustró su regreso y puso fin a 13 años de fuga.
VEGETARIANOS CON HUERTO ECOLÓGICO
Los líderes de Resistencia Galega se montaron una vida bucólica en la antigua comuna hippie de Baños mientras las fuerzas de seguridad les buscaban por varios continentes. A las reparaciones y mejoras que iban haciendo en la casa sumaron un huerto comunal ecológico para el que preparaban su propio abono. Cultivaban lechugas, tomates y legumbres, de las que se aprovecharon otros dos usuarios de la comuna hasta que la abandonaron. “De hambre no iban a morir, tenían buena mano”, dice un vecino.
“Allí no se mataba ni una araña, no comían carne y por eso ni tenían ni sacrificaban animales”, afirma una conocida
Y es que los temas del campo, como cuando convenía plantar las patatas o cualquier otro producto, centraban las conversaciones de “Toninho” con los lugareños. La pareja también se interesaba por las condiciones laborales de otros, en especial aquellos que debían pasar muchas horas al frente de un negocio.
Eran vegetarianos y les gustaban los productos veganos, pero a diferencia de este colectivo consumían huevos, que compraban a una vecina y pescado del que varias veces a la semana sube un pescadero en furgoneta hasta la plaza de Fornelos de Montes, según su entorno.
El único establecimiento del que no eran clientes era la carnicería. “Allí, en la comuna, no se mataba ni una araña, no comían carne y por eso ni tenían ni mataban animales”, asegura una conocida.
“Trabajaban mucho porque también preparaban jabones y ungüentos”, explican quienes tenían contacto con ellos. De hecho regalaban jabones especiales a quienes presentaban algún problema de piel.
A los vecinos de Fornelos no les extrañó que la pareja se afincara aislada de todo en medio del monte en una de las casas de Baños. “Desde que hace años muchos años se creó la comuna hippie estamos acostumbrados a que venga gente a vivir ahí. Las casas ahora suelen habitarlas okupas, pasan un tiempo y desaparecen, pero María y Tino se hicieron querer y todos les conocíamos”, relatan los vecinos.
De la época de los hippies todavía quedan recuerdos en las casas de la comuna. Puertas pintadas de azul, gnomos y cortinillas de flores lucen en algunas ventanas aunque ajadas por el paso del tiempo, y se mezclan con las ruinas de piedra cubiertas de musgo de otras viviendas y muros dando un aire mágico a la zona, rodeada de chopos, helechos y florecillas silvestres.
Los comerciantes citados en el cuartel: “No los vimos con amigos”
“Vivían en la aldea y bajaban a menudo al pueblo con sus mochilas: compraban pescado, iban al súper, a la farmacia… Viajaban en autobús y solían ir desde aquí a Redondela y Vigo, pero nunca les vimos con amigos. Siempre estaban ellos dos solos”, explican quienes tuvieron relación con Asunción y Toninho.
Todos ellos, incluidos los comerciantes de la plaza da Igrexa donde realizaban sus compras habituales tuvieron len estos últimos años, tuvieron que ir a declarar al cuartel de la Guardia Civil. “De su vida como terroristas no sabemos nada, cualquiera de nosotros tiene más pinta que ellos. Nadie en el pueblo puede hablar mal de la pareja, siempre tenían una frase amable y eran muy buenas personas, o al menos eso parecían”, comentan en el lugar.
A Fornelos bajaban por la zona de la playa fluvial, incluso en los días más crudos del invierno y con nieve. “ Les preguntaba si no tenían miedo de los animales, pero nunca les importó la larga caminata hasta aquí”, recuerda otro vecino.
“Toninho” conocía bien Os Ancares y muchas zonas rurales de Ourense, de las que hablaba con sus vecinos. De Asunción, algunos recuerdan que manifestó en alguna ocasión “non lle fun pedir nada a nadie para vivir ahí”, en alusión a que vivía en la casa abandonada y se abastecían de sus propios productos.
En ocasiones pasaban algunos días sin verlos, por lo que deducían que se habían marchado de Baños, bien a visitar a la familia o a algunos amigos. “Nunca trajeron aquí a nadie y no parecían tener problemas de dinero, así que debían verse con alguien para que les facilitase efectivo porque al banco aquí no iban”, sentencian.
