Los críticos del grupo parlamentario de En Marea han documentado esta mañana una votación en la que apoyan a José Manuel Sande, exedil de Marea Atlántica, como propuesta de senador por designación autonómica, en contra de las directrices del partido instrumental. La maniobra, que se produjo sin la presencia de Luís Villares ni de sus tres afines, pretende asegurar que la Mesa de la Cámara acepte a Sande como la apuesta de la mayoría del grupo.

El plazo para que PP y En Marea registren sus propuestas para el Senado se abre hoy y finaliza el viernes. Los primeros tienen derecho a dos actas y la segunda, a una, pues aunque empata a 14 escaños con el PSdeG tiene más votos.

La guerra interna dentro de En Marea amenaza no solo con la escisión del grupo, que se considera segura antes de que finalice la legislatura, sino que pone en peligro el citado cargo de senador.

La dirección del partido instrumental apostó por Mariló Candedo, alegando que los diputados se deben a sus directrices en aras de las normas acatadas por los parlamentarios, que concurrieron a los comicios autonómicos de 2016 a título personal sobre el papel.

Pero los críticos que se han desentendido de ese proyecto cuentan con mayoría en el Parlamento, aunque Eva Solla, de EU, se abstuvo en la votación de esta mañana alegando que su candidata es Vanessa Angustia. Podemos quería colocar en el puesto a la exdiputada Ánxela Rodríguez, pero finalmente la apuesta de Anova por Sande triunfó en este bando. Este choque entre los críticos del grupo parlamentario y la cúpula de Villares probablemente será resuelto por los letrados de la Cámara.

No existen precedentes de una confrontación así para la elección de un senador. El sistema gallego establece que cada grupo proponga sus nombres y que estos figuren en una única papeleta, sometida luego a votación en pleno. Las opciones son apoyarla o abstenerse.

Pero, ante una división dentro de un grupo sobre la propuesta, ¿cuál será la válida: la que firma el portavoz parlamentario o la que apoya la mayoría del grupo? Esta cuestión no está regulada en las normas de la Cámara, aunque sí establece que la designación corresponde al grupo. Podemos asegura que los letrados le confirmaron que un documento que demuestre la voluntad mayoritaria del grupo validaría la propuesta. Por eso documentaron hoy una votación telemática y ultiman los trámites para registrarla formalmente ante la Cámara, pues necesitan incorporar un documento en el que conste la aceptación de la designación por parte de Sande. Fuentes de este sector prevén depositar toda la documentación en el Parlamento esta tarde.

Villares, juez en excedencia, no ha aparecido por la Cámara ni ha acudido a la Junta de Portavoces que se inició hace unos minutos. Esta mañana la coordinadora de En Marea se reunía para analizar esta cuestión y esta tarde ofrecerá una rueda de prensa sobre el asunto.

El pleno para elegir estos cargos se celebrará el próximo martes.

Ruptura del grupo

La escisión del grupo parlamentario no solo resucitaría el fantasma de AGE, la coalición precedente de En Marea que entre 2012 y 2016 perdió tres diputados rumbo al grupo mixto, sino que anularía el derecho de los rupturistas a un acta en el Senado, que pasaría directamente al PSdeG.

El viceportavoz parlamentario de En Marea y portavoz de Anova, Antón Sánchez, aseguró esta mañana que no prevé otra opción que la de Sande para el Senado por ser la mayoritaria entre los diputados y también descartó abandonar el grupo. "De lo que de mí dependa, espero que no suceda nunca", declaró tras la Junta de Portavoces de esta mañana, en la que sustituyó a Villares sin que hayan trascendido los motivos de su ausencia.

Sánchez también pidió aprender de los "errores cometidos en el pasado" y avanzó que Anova aspira a "reformular" un proyecto rupturista basado en "principios políticos" porque "no es suficiente con marcas electorales".

Y lanzó un avisó a Podemos, cuyo secretario xeral en Galicia, Antón Gómez-Reino, aseguró hace días que su partido trabajaría en el proyecto Galicia En Común.

Anova rechazó concurrir a las recientes elecciones generales y europeas "porque no había ningún proyecto que representase lo que impulsamos en 2012", en alusión a AGE y a un discurso de quiebra con el "régimen del 78", del que puso como ejemplo de lastre democrático el funcionamiento del Tribunal Supremo en el caso del juicio a los políticos catalanes independentistas o el centralismo que permite al Gobierno estatal "aprobar la ampliación de la concesión a Ence durante 60 años más sin que podamos hacer nada".