El alcohol es un factor concurrente y determinante en uno de cada tres accidentes de circulación, hasta tal punto de que su presencia en la conducción multiplica entre 2 y 15 veces -según la tasa- el riesgo de sufrir un siniestro o de agravar sus consecuencias.

Para atajar esta lacra de la accidentalidad en las carreteras gallegas, la Dirección General de Tráfico llevó a cabo la semana pasada una campaña especial de vigilancia de control de la tasa de alcoholemia y de consumo de drogas entre los conductores. Ya en el primer día, una patrulla sorprendió a un conductor "multirreincidente" en el municipio coruñés de Mesía, cuya tasa de alcoholemia era tan elevada que el etilómetro de aproximación no puedo determinarla, porque rebasaba su límite de medida. Al preguntarle los agentes por ese dato tan alto el infractor le respondió que "venía de la fuente de coger agua fresquita".

Los resultados de este operativo relevan que 373 personas se habían puesto al volante tras tomar unas copas de más o ingerir alguna sustancia estupefaciente, una media de 53 al día.

Las estadísticas muestran un descenso en el número de los positivos en los test de alcoholemia respecto a la misma campaña del año pasado, pese a reforzarse la vigilancia con 3.000 controles más hasta alcanzar los 24.159. De todas formas, la cifra sigue siendo elevada con 214 positivos detectados por los agentes de la Guardia Civil de Tráfico en una semana, lo que supone una treintena al día. Además, el descenso en comparación con el año pasado es solo de medio centenar de casos. De los automovilistas denunciados por exceder la tasa de alcohol, a 35 de ellos -el 16%- se le han abierto diligencias y han sido puestos a disposición judicial.