Los batacazos electorales de la izquierda rupturista no solo han agravado las guerras internas, sino que han abierto la espita para que se cuestione el liderazgo de Pablo Iglesias al frente de Podemos. El último en sumarse a las voces que exigen renovación a los morados fue ayer el portavoz de En Marea. Luís Villares acusó a Iglesias de estar "empeñado en destruir" la alianza gallega, elevando el tono tras el conflicto sobre la designación del senador autonómico que les corresponde, y se sumó a las voces que le reclaman renovación. "Nosotros asumimos nuestras responsabilidades y estaría bien que los demás asumiesen las suyas", espetó en alusión al plenario de En Marea, que renovará dirección en agosto.

El Consello das Mareas propuso el sábado por sorpresa a la profesora Mariló Candedo para la Cámara Alta, pero los críticos del grupo parlamentario -10 de 14- lo rechazan y exigen negociar en la Cámara.

Villares atacó a sus todavía compañeros, responsabilizando a Podemos de preferir "los pactos de despacho" a respetar la "democracia interna", pues Candedo fue votada en primarias previas al 28-A. "No entiendo que Iglesias vea bien someter a referendo un asunto privado e irrelevante como la compra de un chalé en la sierra de Madrid y, sin embargo, desprecie las primarias para escoger cargos", comparó. "Mariló Candedo no es mejor ni peor candidata que ninguna otra. Pero se trata de una decisión que se ajusta a las normas internas de En Marea", expuso ayer tras la Junta de Portavoces, reiterando que "Podemos no tiene diputadas en el Parlamento gallego", pues concurrieron a las elecciones como parte de En Marea-partido instrumental.

Sus dardos apuntaron a Iglesias y Podemos. "Están empeñados en destruir este grupo parlamentario, la convivencia y la confluencia. Pero En Marea como proyecto político no es propiedad de Pablo Iglesias", atacó, denunciando su plan para "romper con las confluencias para construir un partido único a nivel de todo el Estado".

El ciclo electoral se cerró con una derrota general de este espacio tras la que dirigentes de Podemos han exigido renovación. Villares se unió a ellos. "Las denuncias que están haciendo miembros de Podemos como Espinar, Teresa Rodríguez y la propia dirección en Aragón o Castilla-La Mancha son prácticas que en este grupo parlamentario llevamos padeciendo demasiado tiempo y que nos impiden trabajar con normalidad", sostuvo.