El 26-M supuso un batacazo electoral para la izquierda rupturista impulsada por el histórico dirigente nacionalista Xosé Manuel Beiras. Perdió los tres símbolos de su irrupción en las municipales de hace cuatro años. No retendrán el bastón de mando Martiño Noriega en Compostela, ni Xulio Ferreiro en A Coruña, ni Jorge Suárez en Ferrol. El segundo, de hecho, ya avanzó que no tomará posesión de su acta de concejal y dejará la primera línea política. Noriega sopesa seguir el mismo camino, y Suárez aspira a entrar en una coalición de gobierno en la ciudad departamental, con alcalde socialista.

Ante ese panorama, Beiras, fundador de Anova e impulsor de las alianzas que en 2012 generaron AGE y derivaron luego en las mareas locales y En Marea, parece no haber reaccionado muy bien a la derrota de uno de sus discípulos más cercanos en el nacionalismo gallego, y por mucho tiempo señalado como su sucesor y heredero.

El miércoles Beiras, que fue catedrático de Estructura Económica de la Universidade de Santiago, publicaba un tuit, que inmediatamente fue cuestionado en la red social. El mensaje lanzado era el siguiente: "Hai ben anos, D. Ramón Otero Pedraio espricárame que a etimoloxía de Compostela non era Campus Stellae (Campo da estrela), senón un derivado de 'compositum' (depósito de restos humáns en descomposición). As pasadas eleicións municipais confirmárono".

En la capital gallega, el PSOE ganó los comicios, con 10 concejales. Le sigue el PP con 9 concejales, Compostela Aberta, que pasa de 10 a cinco ediles, y el BNG, con dos. Se eligían 25 concejales, de forma que la mayoría absoluta está en 13 ediles.

No es la primera vez que Beiras, de 83 años, pone en cuestión unos resultados electorales. En septiembre de 2018 en una entrevista explicaba las victorias de la derecha en España así: "La derecha no gana, la derecha roba votos. .. ¿cómo? pues manejando todos los resortes y las herramientas que tiene para engendrar eso que se llama alienación".

Beiras tampoco es el primero y no será seguramente el último político que en vez de hacer autocrítica sobre los posibles errores cometidos para perder el apoyo de los electores, prefiere echar la culpa a los votantes. Los mismos compostelanos que hace cuatro años dieron a Martiño Noriega la alcaldía de Santiago decidieron retirársela, pero ahora para el exportavoz nacional del BNG los compostelano merecen ser criticados.

Sin embargo, en 2015, valoraba que los ciudadanos apostaran por las Mareas de Santiago, Ferrol y A Coruña para así "marcar un punto de clara inflexión hacia adelante en la dinámica de agotamiento y descomposición de esta segunda Restauración borbónica".

Miguel Anxo Fernán Vello, exdiputado de En Marea en el Congreso, también censuró a los gallegos por votar al PPdeG de forma mayoritaria en las elecciones autonómicas de 2016. En un tuit aseguró entonces: "Extraño pueblo el nuestro: "esclavos" que votan al amo, al "señorito", al cacique, al que manda, a los de siempre. Pueblo alienado e ignorante. Triste".

Tras la polémica suscitada, eliminó el mensaje y escribió otro ofreciendo disculpas: "Rectificar es preciso. En "caliente" podemos expresar ideas desacertadas. El pueblo habló y tiene todo mi respeto. Mis disculpas si ofendí".

Un excompañero del BNG, Francisco Rodríguez, cuando su formación fue barrida del Congreso en 2015 a favor de En Marea, acusó de ello a "algunos miles de nacionalistas conscientes que no tuvieron el menor escrúpulo en votar una candidatura que no lo era, simplemente por acreditar que inyectaba suficiente dosis de galleguismo en la corriente poliédrica, televisiva y española de Podemos, la más eficaz para acabar con Rajoy y regenerar el sistema, según la oratoria de su carismático líder".