Ya nada volverá a ser como 2015 en el espacio político que comparten las mareas municipales, En Marea, Anova, Esquerda Unida y Podemos. Su divorcio electoral ha intensificado su derrota el 26-M, certificando el fin de un ciclo político que se abrió en 2012 con el regreso del histórico Xosé Manuel Beiras al frente de AGE, una coalición entre la nacionalista Anova y la federalista EU que rompía un tabú vigente hasta entonces en la izquierda gallega. A la primavera municipalista de 2015 le siguió un efímero verano con las primeras generales de aquel año en que En Marea dio un sorpasso al PSOE que luego no revalidó y las autonómicas de 2016, que convirtieron al ya entonces partido instrumental en primer espada de la oposición a la Xunta del PP de Alberto Núñez Feijóo. Pero un inclemente otoño ha arrasado todo e impone la apertura de una nueva etapa.

La paz está descartada

La encrucijada de este espacio político ofrece tres caminos con cierta nitidez en un ambiente de desorientación y frustración por la oportunidad perdida de consolidar su protagonismo en el momento de mayor debilidad del PP. En todas las opciones que estas formaciones ponen sobre la mesa se descarta una paz que recupere su unidad. Tras el divorcio, llega el momento de que cada uno busque su rumbo.

Podemos y Esquerda Unida mantienen cohesionada su alianza, pese a que esta última se molestó por la precipitada maniobra de los primeros en el Parlamento gallego para cesar a Villares como portavoz en la Cámara justo antes de la campaña de las municipales. En el grupo de 14 diputados de En Marea conviven sectores que casi ni se dirigen la palabra y la escisión al grupo mixto se daba por sentada antes del 26-M.

Mientras, el partido En Marea que capitanea Villares puede emprender un acercamiento al BNG para reforzar su perfil nacionalista, aunque este ha descartado esa opción, tentadora, sin embargo, para los militantes de base. En Marea se encuentra aturdida tras unos resultados inferiores a los del animalista PACMA en generales y europeas. Ese irrelevante apoyo social compromete su futuro y el de Villares.

Anova, por su parte, desea acercarse a las mareas locales -no las afines a En Marea- para reciclar los restos del naufragio rupturista y construir un nuevo proyecto.