Uno de los deberes para establecimientos de uso público que incluirá la Xunta en su Lei de Impulso Demográfico es la colocación de cambiadores de bebés también en los baños de hombres. Tener que convertirlo en imperativo legal solo significa que la realidad por sí sola no tiene en cuenta que la crianza de un hijo pueda ser una responsabilidad compartida, sino que la mayoría de las veces este servicio aparece asociado a los aseos femeninos. No es solo una percepción de la Administración o de cualquier ciudadano a poco observador que sea. También los estudiantes del IES Pedra da Auga de Ponteareas lo han constatado a través de una investigación que buscaba analizar cómo se representa a hombres y a mujeres en los cuartos de aseo públicos.

¿Y usted? Cuando está en un local de uso público y siente deseos de ir al baño, ¿cómo distingue cuál le corresponde? Aunque tal vez no lo haya interiorizado, seguramente el hecho de que uno de los monigotes que representa al público potencial lleve algo que le recuerda a una falda, si es usted mujer, o a unos pantalones, si es varón, influya, pero además es posible que identifique como propio algún otro atributo que cuelgue de la puerta. Los alumnos del instituto de Ponteareas se dedicaron a catalogar numerosas muestras de ese patrimonio iconográfico para desvelar el secreto que se esconde tras las puertas: el sexismo.

El resultado del trabajo, que publica en su último número la "Revista Galega de Educación", aunque es fruto de una investigación realizada en 2017, les permite concluir, según exponen en el blog areasmovedizas.blogspot.com.es, que "la mayor parte" de los símbolos y pictogramas empleados para representar a hombres y a mujeres utilizan atributos de género, que hacen referencia a sus roles sexuales. "Las mujeres llevan faldas, pelo largo, tacones, lazos, pestañas largas, labios pintados... Los hombres llevan pantalones, bigote, corbata y maletín, bastón o pipa", sostienen Brais, Sandra, Ana, Roque, Julia, Kelly, Naila, Brenda y Eva en un informe en el que reunieron más de 70 muestras fotográficas de aseos públicos, en buena medida gallegos.

En concreto, puntualizan que de las 73 muestras tomadas solamente en un caso se hacía referencia a las "diferencias sexuales objetivas". En conclusión, en su estudio sobre "el impacto de la sociedad en los símbolos de los WC" consideran que los atributos empleados conllevan "contenidos sexistas" dado que hacen "diferenciación entre roles de género", que no serían estrictamente sexuales. A juicio de los jóvenes investigadores, los iconos elegidos "perpetúan roles sexistas" en las que la mujer también es representada así y "en sus roles de madre y cuidadora". Lo demostraría el que, de los 73 aseos, en ningún caso el cambiador de bebés está en el baño de hombres y el servicio adaptado solo en uno.

La aventura de análisis iconográfico, en la que los alumnos de este curso de María Villarino, profesora de Historia del Arte de aquellos jóvenes, siguen trabajando, comenzó precisamente con ella y una anécdota que protagonizó con su hijo, cuando este cuestionó que entrase en un cuarto de baño cuando no llevaba falda. "El objetivo de este trabajo era cuestionarnos lo establecido y asumido involuntariamente como "normal" y "cotidiano", y cómo tras esa "normalidad" se esconden contenidos sociales y culturales que no controlamos conscientemente", explican los jóvenes en el dossier del trabajo. De hecho, llegaron a cuestionarse el modo de orinar de pie o sentado según las diferencias sexuales, "matriz" de la segregación de los aseos entre hombres y mujeres. Se trata de un comportamiento que también es "socialmente aprendido". Pero no solo critican: también aportan propuestas de mejora. Tras debatirlo, consideran que lo ideal serían un baño inclusivo o la segregación por funcionalidad, para sentarse o orinar de pie, pero "cuidando" los iconos. Es decir, con pictogramas que hagan alusión solo a la diferencia entre váteres, sin establecer roles "sexistas" sobre sus usuarios.