Adif, la empresa pública dependiente del Ministerio de Fomento que gestiona las obras del tren de alta velocidad, intensificó el pasado año el ritmo de ejecución del AVE gallego, de forma que mejoró en un 50% los resultados de 2017. Pero aún así dejó sin gastar 123,5 millones de los que tenía presupuestados. La inversión global aprobada para 2018 era de 611 millones de euros, aunque al cierre del ejercicio el gasto realizado fue de 487,6 millones, lo que arrojan un nivel de ejecución del 79,8%. Así está reflejado en la memoria de las cuentas de Adif-Alta Velocidad de 2018, año en el que el PP gobernó España hasta la moción de censura de mayo. Después le tocó al PSOE.

Las obras del AVE entre Galicia y Madrid concluirán en el último trimestre de este año. Luego comenzará la fase de pruebas para certificar el correcto funcionamiento de todas las infraestructuras y sistemas para a continuación, en una fecha todavía sin determinar, emprender la explotación comercial de la línea a lo largo de 2020. El plazo se mantiene y por eso ahora Adif está apurando al máximo el ritmo de ejecución para cumplir con el calendario. Hay tramos en los que se trabaja día y noche.

Pero no ha sido siempre así. 2016 fue un año casi perdido para el AVE gallego debido a que estuvieron paralizados hasta 17 tramos por los conflictos surgidos entre las empresas adjudicatarias y el Ministerio de Fomento. El Gobierno de Mariano Rajoy estaba en funciones y alegaba que en esta condición no podía resolver las desavenencias con las empresas, que fundamentalmente reclamaban más dinero por las dificultades sobrevenidas en el proceso de construcción o porque los cálculos de Fomento para establecer los costes no se ajustaban a la realidad.

Al año siguiente, con la situación de partida del ejercicio anterior, el escenario mejoró, pero aún así se quedó bastante por debajo de las previsiones. El presupuesto de Adif para el AVE gallego era de 690 millones de euros y solo se gastaron 327, menos de la mitad.

Con los plazos de puesta en servicio a la vuelta de la esquina, el ritmo de las obras se aceleró el pasado año hasta alcanzar un nivel de ejecución de casi el 80%. Pero aún así, Fomento dejó sin gastar 123 millones de euros. En la provincia de Valladolid se invirtieron los 20 millones presupuestados y en Zamora se superaron las expectativas. Había 184 millones previstos y finalmente se ejecutaron casi 244. Pero en la provincia de Ourense se registró la situación inversa. El presupuesto aprobado era de casi 407 millones de euros para el AVE, aunque finalmente la inversión realizada se quedó en 223 millones, según la memoria de Adif-Alta Velocidad.

Para toda España, los planes eran invertir 2.713 millones, pero la cifra no llegó a la mitad. Solo se gastaron 1.310. Y casi el 40% corresponden a las obras del tren de alta velocidad entre Galicia y Madrid.

Reclamaciones

La memoria de cuentas de Adif también revela otro aspecto que revela la a veces relación conflictiva de Fomento con las empresas constructoras. La sociedad pública ha reservado en sus cuentas nada menos que 656,8 millón de euros para afrontar las demandas y litigios impulsados por las adjudicatarias de las obras del AVE. Básicamente, las constructoras reclaman al Gobierno un sobreprecio por diversas causas y Adif tienen que hacer una provisión de caja por si al final tiene que pagar a las empresas más de lo establecido en los contratos formalizados.

Estos fondos son para atender las demandas que se producen en toda España a raíz de la ejecución de las líneas de alta velocidad, pero el AVE gallego es, con diferencia, el proyecto de mayor envergadura y coste de los que está afrontando el Ministerio de Fomento. De hecho, la partida más importante del pasado año es la concerniente a la línea Galicia-Madrid con sus 487 millones invertidos, muy por encima de los 139 del corredor entre Madrid y Extremadura o de los 83 de la línea de alta velocidad en Levante.