Cada clic, cada interacción en la Red, genera una píldora de información valiosa que la Xunta no está dispuesta a desaprovechar. Tampoco en la gestión del transporte público por carretera. Una vez puesta en marcha la reforma del mapa de líneas e introducidos nuevos conceptos como el uso escolar compartido o los viajes a demanda, el Gobierno gallego trabaja sobre un plan de modernización para incrementar, gracias a las nuevas tecnologías, la eficiencia de las rutas. Ahí cobrará protagonismo el big data. Permitirá por ejemplo monitorizar la señal GPS de los teléfonos móviles -o conocer a qué antena están conectados en cada momento- para detectar los hábitos de transporte de los gallegos e implantar cambios más ajustados a la demanda.
Esa es solo una de las múltiples posibilidades que ofrece la innovación aplicada al universo del autobús. Otras tienen que ver con la lucha por el medio ambiente. De nuevo la gestión masiva de datos posibilitará el control de las revoluciones del motor de cada vehículo para velar por una conducción eficiente, aportará información sobre la emisión de gases contaminantes o abrirá una ventana para mejorar la velocidad comercial de las líneas. Para favorecer la fluidez y ganar tiempo, también, el big data servirá para planificar recorridos intermodales (combinación de varios modos de transporte, como el bus y el tren) o para sortear las zonas de mayor congestión de tráfico, gracias a la previsión de la circulación.
Todos estos horizontes de futuro están incluidos en el Plan E-mobility: una estrategia diseñada entre la Axencia de Modernización Tecnolóxica de Galicia (Amtega) y la Consellería de Infraestruturas que busca poner la tecnología al servicio de los 20 millones de viajeros anuales, los 1.000 autobuses, las 1.419 líneas y las 14.140 paradas que componen el sistema concesional de transporte. El plan está dotado con 6,6 millones de euros hasta 2020.
Algunos de los cambios comenzarán a implantarse "una vez todos los operadores dispongan de un Sistema de Ayuda a la Explotación (SAE)", informan desde la Amtega. Es decir, cuando las empresas hayan instalado una herramienta que les permita recibir información en tiempo real de los buses, su ubicación, los servicios que presta, el cumplimiento del horario o la ocupación de los vehículos. Así, los viajeros podrán visualizar mediante apps o portales web si el autobús por el que esperan llega a tiempo o no, o si la elevada demanda requiere habilitar un autobús de refuerzo.
Las mismas app delimitarán en el futuro las consideradas como rutas "dinámicas": líneas configuradas en función de la demanda y de las comunicaciones que los usuarios envíen al personal del transporte. Antes, incluso, la Xunta habilitará "la búsqueda de servicios con transbordo y la selección de paradas origen/destino a través de un mapa".
En virtud de todo ello, en el futuro, la dirección xeral de Mobilidade contará con una plataforma, denominada Smart Mobility, en la que se concentrará la información y se procesará para futuros usos. Uno de ellos apunta directamente a Google Maps. La Amtega plantea que los datos abiertos (open data) producidos por los autobuses se puedan "integrar en plataformas de terceros", como el servicio de mapas de Google o Bing Maps Transit, de Microsoft. "Facilitará a los ciudadanos la búsqueda de servicios de transporte multimodal (autobús, metro, tren, avión)", añaden en la Amtega.
El pasado mes de febrero, el Gobierno gallego ya reveló la posibilidad de que los viajeros paguen su billete a través del móvil. De momento, la medida se está implantando "con un grupo reducido de usuarios" en el área metropolitana de A Coruña. La creación en 18 meses de una oficina virtual para que las empresas gestionen sus contratos públicos con la Xunta, y la celebración de las reuniones de la junta orbitral por videoconferencia redondean la nueva senda digital del transporte público.
