En un mundo globalizado, las enfermedades no tienen fronteras. Tampoco el sarampión, que en los últimos dos años ha vuelto a sumar en el mundo miles de afectados e incluso víctimas mortales que la OMS atribuye a las "brechas" en las coberturas de vacunación. Tampoco Galicia se libra de la enfermedad. El registro de un único caso en 2018 ha roto una tregua que se prolongaba ya desde hacía cuatro años, 2014, 2015, 2016 y 2017, sin que se constatase la incidencia de la enfermedad. La Consellería de Sanidade explica que ese único infectado detectado es un caso importado, es decir, el paciente se contagió fuera, y que no produjo casos secundarios, lo que implica que la infección no se trasladó a allegados, vecinos o personal médico.

También sería importado, si llega a confirmarse en las pruebas serológicas, de las que está pendiente, otra notificación de sarampión en Galicia mucho más reciente y de la que también se hace eco el Boletín Epidemiológico Semanal del Instituto de Salud Carlos III en su informe de enero a finales de abril. Lo que sí descartan desde Sanidade son contagios derivados, lo que indicaría que en el entorno persiste la inmunidad.

Como recuerdan desde el Carlos III, "en 2017 la OMS declaró a España "libre de sarampión endémico". En adelante el reto es preservar íntegra la inmunidad de la población frente al sarampión, manteniendo coberturas de vacunación mayores al 95% con dos dosis de vacuna triple vírica en la infancia". En Galicia, la cobertura de la primera dosis es del 98,7% en 2017 (96,2%, la segunda).

Galicia habría encadenado todavía más años sin presencia de la enfermedad de no ser porque también en 2011, 2012 y 2013 se registraron pacientes que trajeron de fuera la enfermedad. En 2013 el paciente fue un joven de Lugo vinculado a un brote ocurrido en Barcelona. En 2012, notificaba un caso un médico en O Carballiño relacionado con otro brote, esa vez en Alicante. Y en 2011 fueron siete los casos que se daban en Lugo después de que una pareja viajase a Sicilia.

Galicia sigue resistiendo frente a la dolencia. Y eso que hace justo un año un brote en Portugal con cerca de un centenar de afectados disparó las alarmas por su cercanía y el Sergas instó a sus profesionales, que son los más expuestos, 13 veces más que la población general, a vacunarse. De hecho, en el informe sobre el brote de 2011 la Xunta advertía de la dificultad de detectar de entrada un caso porque "los médicos no sospechan de una enfermedad que hoy es muy rara". "Tan rara", señalaba entonces Saúde Pública, que "muchos de los médicos en ejercicio, incluso pediatras, nunca consultaron un caso durante toda su vida profesional".

Por ahora, no obstante, la situación de Galicia no es de las más preocupantes del entorno. En lo que va de año, se han confirmado 69 casos en España y solo uno (pendiente de ratificar) en Galicia. En Cataluña, por ejemplo, se superan ya los 20, y en la Comunidad Valenciana el año pasado ascendían a 131 los contagios y han provocado que el departamento de Salud Pública inste a la administración a verificar y poner al día la inmunización (bien por vacuna, bien por haber sufrido la dolencia) frente al sarampión de los valencianos de 25 a 44 años. En Galicia por el momento se descartan estas medidas, pero se recomienda vacunar a los más expuestos y los profesionales pueden aconsejarlo.

Los datos de sarampión que trasladó la Organización Mundial de Salud para el primer trimestre de este año invitan a la alerta: los casos se cuadriplicaron con respecto a los registrados entre enero y marzo de 2018 y ascienden ya a 112.000 en todo el mundo, con más de 34.000 en Europa solo entre enero y febrero.