Los bomberos son multiusos, como las navajas suizas. Aunque el tópico los asocia a una imagen donde el característico traje ignífugo va hermanado con la manguera, los incendios, quizás la cara más espectacular de su tarea y la que más atención recibe, operaciones de salvamento aparte, no protagonizan precisamente la mayoría de las intervenciones que realizan los bomberos en la comunidad gallega. Como complemento al concepto que funciona como motor del sueño de muchos niños, la vida de los bomberos tiene una cara B que en Galicia está marcada por acciones que parecen más cotidianas y en líneas generales están enfocadas a la prevención del riesgo y a la seguridad.

Velutinas o temporales tienen bastante culpa de ello. Porque entre las misiones de los bomberos que no encajan ni en extinguir incendios ni en rescates, como explican fuentes del colectivo profesional, estaría el actuar cuando se produce una caída a la vía pública de cascotes de fachadas en ruinas o revisar ramas tras un temporal, desatascar canalones, desconectar alarmas, retirar antenas, limpiar calzadas tras algún vertido, aliviar el apuro de alguien que se ha dejado las llaves puestas tras la puerta o incluso retirar animales como el reciente caso de una víbora en un patio de luces o los ya demasiado habituales nidos de la avispa asiática.

Este tipo de actividades, que no constituye una actuación ante el fuego y que no implican un salvamento directo, junto a misiones preventivas, representan el 55 por ciento de las intervenciones realizadas por los parques de bomberos gallegos durante 2017, el último año analizado en el informe que elaboran mano a mano la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB) y la Fundación Mapfre, "Estudio de víctimas de incendios en España 2017" con, en el caso gallego, información de ocho parques municipales y siete consorcios y elaborados a partir de datos de servicios de bomberos e Instituto de Medicina Legal. De media, los bomberos gallegos cumplen alguna misión casi 39 veces al día si se toma como referencia el dato de 2017, cuando sus salidas alcanzaron en total las 14.180, la cifra más elevada -un 38 por ciento más- desde el año 2014.

Parte de la responsabilidad se debe al espectacular aumento en el capítulo que se denomina de "asistencias técnicas", que incluiría tareas como las anteriores. En la práctica, realizan de media al día unas 21 acciones de este tipo en Galicia, frente a nueve salidas provocadas por el fuego y ocho relacionadas con el salvamento, tanto de personas como animales, y donde, explican, se incluiría el socorrer a alguien atrapado en un ascensor.

Estas acciones de apoyo y preventivas se han incrementado de forma espectacular, más de un 33 por ciento, en los últimos cuatro años, en parte quizás debido a los nidos de velutina, aunque en general los bomberos están ahora bastante más ocupados que en el año 2014, porque las situaciones en las que el enemigo es el fuego también se han incrementado, un 9%, y asimismo lo ha hecho de forma espectacular una de sus facetas más heroicas: los salvamentos o rescates, que pasaron de los 1.432 registrados en 2014, según la Fundación Mapfre y la APTB, a 2.997 de 2017, en torno a un 109%.

Entre estos rescates se encuentra, por ejemplo, el ayudar a personas que de repente, por lo que sea, por una indisposición o una caída, no pueden moverse y precisan una asistencia. En Vigo en 2017 afrontaron numerosas situaciones de ese tipo y en alguna ocasión, como ocurrió en enero en la calle Castelao, tuvieron que sacar su escalera más larga, de 27 metros, para alcanzar un piso 14 y socorrer a una anciana inmovilizada.

Que en parte de sus jornadas laborales no tengan que vérselas con las llamas, no impide que los bomberos gallegos deban enfrentarse a ellas de media 60 veces por semana, no siempre con final feliz. En Galicia, según el documento de la la Fundación Mapfre, en 2017 se registraron 10 fallecidos en incendios -6 por incendios o explosiones en viviendas-, de los 212 de España. 95 eran mayores de 65 años, por lo que el estudio apela "a continuar organizando más campañas de prevención focalizadas en las personas que se van acercando a esta edad, además de incorporar medios que fomenten la vigilancia, tanto en la seguridad activa como pasiva de las personas mayores".