Los casi 130 millones de euros que aumentó el presupuesto de la Consellería de Sanidade el año pasado fueron insuficientes para cubrir todas las necesidades del sistema sanitario gallego. El pasado diciembre la Xunta En total, las arcas centrales del Ejecutivo añadieron durante todo el año pasado 305,3 millones en un departamento que copa aproximadamente el 44% de todo el gasto de la administración.

Durante los años de la crisis, la Xunta presidida por Alberto Núñez Feijóo repitió el modus operandi, acuciada por un recorte presupuestario que llegó a los 2.000 millones: presentaba las cuentas anuales, pero durante el año iba realizando inyecciones adicionales de dinero en diferentes capítulos del Sergas ante la insuficiencia de recursos de esta. En varias ocasiones, el Consello de Contas le afeó esa forma de actuar, al entender que presupuestaba a la baja gastos previsibles y utilizaba un mecanismo excepcional para ajustar luego el balance de un departamento cuyas necesidades aumentan sin cesar en gran parte por el envejecimiento poblacional gallego.

El año pasado, sin embargo, casi todas esas modificaciones presupuestarias se concentraron en el último mes del año y en los dos primeros de este ejercicio, aunque siempre para saldar facturas correspondientes a diciembre. Para paliar estos salvavidas al Sergas, el presupuesto de este año para material sanitario creció 40 millones hasta rozar los 900: 300 más que el primer presupuesto de Feijóo en San Caetano del año 2010.

De los 305,3 millones en que aumentó el gasto de Sanidade el año pasado, 266,8 le llegaron en diciembre. De esa cifra, la mitad -133,2- correspondió a facturas de productos farmacéuticos y material sanitario de las áreas sanitarias de la comunidad -Estrutura Organizativa de Xestión Integrada (EOXI)-, como prótesis, gasas, bisturíes o stents -dispositivos para desobstruir arterias-, por ejemplo. Se dividieron en dos operaciones contables: una de 70 millones y otra de 63,2.

Además, en otras cuatro ampliaciones de crédito, según la documentación de la Xunta, se aportaron 76,8 millones para pagar nóminas y las cuotas correspondientes a la Seguridad Social de trabajadores. Finalmente, 56,6 cubrieron las facturas de farmacias.

A esos movimientos se sumaron durante los meses previos otros 35,7 millones para cubrir la contratación de sustitutos de médicos de vacaciones en verano y 2,2 para pagar una sentencia por el retraso excesivo en el abono de facturas. En diciembre también se elevó en 573.000 el gasto en conciertos con la sanidad privada. En total, según la información sobre modificaciones presupuestarias a la que ha tenido acceso FARO, el Sergas gastó 305 millones extra en 2018.

La mayor parte de la financiación procede de una decisión aprobada el pasado 27 de diciembre por el Consello de la Xunta, que ya en 2017 hizo lo propio para ajustar el presupuesto a final de ejercicio. No informó de ello en ninguna ocasión.

Facenda ordenó a cada consellería detallar las partidas que no podría gastar para "realizar transferencias de los créditos que se encontrasen sin comprometer" hacia capítulos con fondos insuficientes para cubrir sus gastos, la mayor parte de los cuales se referían al sistema sanitario. De esa manera, minimizó los fondos no ejecutados en el cierre del ejercicio. En total, reunió 248,7 millones: 116,3 fueron inyectados en el fondo de imprevistos y luego distribuidos en función de las necesidades y 132 correspondían a remanentes, por ejemplo, de los fondos de garantía de avales o del impuesto sobre contaminación ambiental. El origen de los 18,1 millones restantes de las ampliaciones de crédito de diciembre no se detalla.