Ya está todo inventado, suele decirse, y los creadores gallegos de dispositivos para manejarse mejor en el mundo parecen confirmar ese tópico: el año pasado solo se solicitaron desde la comunidad gallega un total de 77 patentes, 30 de ellas de inventores de Pontevedra y 43 de A Coruña, donde la imaginación se concretó en más resultados. Aunque las solicitudes desde Galicia avanzan a buen ritmo, a una media de una casi cada cinco días, la cifra es casi la mitad de las registradas hace dos ejercicios por la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), que contabilizó en sus estadísticas entonces un total de 150. Además, Galicia ha perdido peso con respecto al conjunto estatal, al pasar de acaparar el 5,2% de las solicitudes al 4,8%. Con todo, la crisis de creatividad que afecta a los autores gallegos no es exclusiva: en todo el país las peticiones para registrar una patente bajaron un 44,6% con respecto a 2016, solo cuatro puntos menos que Galicia.
De hecho, el número de inventos cuyos creadores intentaron proteger el año pasado para impedir, como ocurre con las patentes nacionales, que durante dos décadas un tercero pueda fabricarlos, venderlos o utilizarlos sin su consentimiento, sería el más bajo del último lustro, según datos de 2018 que serían todavía provisionales, apuntan desde Patentes.
Aun así, esta cifra se complementaría con las peticiones de quienes no han discurrido tanto como para crear un procedimiento, un aparato, un producto o un perfeccionamiento nuevo, pero sí han logrado, como sintetizan desde la OEPM, "mejoras a aparatos o herramientas ya conocidos, es decir, invenciones mecánicas" o de tipo técnico. Son los denominados "modelos de utilidad", donde la vigencia de la protección es solo de una década, y el año pasado técnicos, ingenieros e inventores gallegos estuvieron más creativos en ese aspecto. En total, desde la comunidad se solicitaron 135 protecciones de este tipo, un 18% más que en 2016, mientras que en el conjunto del Estado subieron un 10 por ciento.
Lo mismo ocurrió con las marcas, "signo distintivo por excelencia" para una empresa para distinguir productos o servicios en el mercado, como explican desde la OEPM. En 2016 eran 2.450 las pedidas desde Galicia y el año pasado, fueron 2.531, un 3% más. En cambio, apenas hubo variación en el dato estatal: sobre 52.000.
Los nombres comerciales, que sirven para identificar las actividades que desarrolla una empresa en el tráfico mercantil y diferenciarla del resto de empresas, fueron también más prolíficos, al sumar 728 solicitudes. De hecho, la cifra también se dispara respecto al dato del ejercicio de 2016 en un 60 por ciento y un 28% respecto a 2017.
Otra tipología recogida en las estadísticas de la Oficina de Patentes, el diseño industrial, destinado a proteger la apariencia externa innovadora de un producto (incluidos logotipos, por ejemplo), registró 72 casos, uno menos que el año anterior, pero 4 más que en 2016.
En España se contabilizaron en 2018, según el balance provisional difundido desde la Oficina de Patentes y Marcas, un total de 1.576 solicitudes de patente y 2.689 de modelos de utilidad. A estas se suman la solicitud de 52.266 marcas, 12.237 nombres comerciales y 1.685 diseños industriales.
La OEPM permite saber no solo cuántas patentes se piden, sino cuántas se conceden, al menos en las relativas a la vía nacional. En esa categoría expone en la web que durante 2017 (el último año del que ofrece datos) se dio luz verde a registros de 116 solicitantes gallegos. Entre 2000 y 2017 constan 1.730 de esas patentes asociadas a Galicia.
