"Voto útil". Ante la inminencia de varias citas electorales y la amenaza de ingobernabilidad estatal, el líder del PPdeG, Alberto Núñez Feijóo, apeló ayer a la concentración de papeletas en su formación para trasladar "estabilidad" de su gobierno en la Xunta a España y rebajar el peso de las minorías. "Ningún concello, ni Galicia ni España puede ser rehén de ningún partido, ni siquiera del nuestro, ni de una minoría que quiera imponerse a las mayorías", argumentó.

El también presidente de la Xunta reunió ayer a la plana mayor de su gobierno y partido, pero también a la mayoría de exconselleiros y figuras orgánicas importantes, en Santiago para celebrar diez años de la primera de sus tres mayorías absolutas consecutivas.

El hoy barón popular que presume de la única mayoría absoluta autonómica de España en una época de fragmentación política llegó a los comicios de 2009 ante un cruce de caminos: o el bipartito se consolidaba y su liderazgo postFraga se pondría en duda o tumbaba a la izquierda y abría una nueva era desde San Caetano. Un diputado le concedió la mayoría absoluta y dio lugar a ese segundo escenario.

Diez años después, la situación política se ha transformado debido al impacto de la crisis económica mundial que obligó a Feijóo a recortar hasta 2.000 millones de euros respecto a la época de bonanza. La irrupción de Podemos y Ciudadanos a nivel estatal y AGE y En Marea a nivel gallego variaron el tablero político, aunque algunos temas de 2009 regresan, como la ofensiva para primar el castellano frente al gallego. De la autodenominada "nueva política" se acordó Feijóo, pues criticó a los que "llegan con actitud soberbia dando lecciones y nunca resolviendo nada".

Ante la cercanía de las elecciones generales del 28 de abril y las municipales y europeas del 26 de mayo, Feijóo insistió: "El voto al PP de Galicia es útil para Galicia".

"Unos prefieren agitar banderas y nosotros preferimos pagar facturas", comparó en alusión al independentismo y a su gestión, a la que atribuyó el blindaje del "autogobierno gallego" por haber mantenido el equilibrio fiscal y evitar la intervención de sus finanzas.

El contexto político también está marcado por la división del centroderecha, no solo con Ciudadanos disputándole electorado al PP, sino por la aparición de Vox tras su éxito en Andalucía. Su triple alianza permitió a los populares desplazar al PSOE de la Junta de Andalucía, por lo que quienes compiten en su espectro político también le ofrecen opciones de pacto al PP.

Aun así, Feijóo insistió en la necesidad de "estabilidad" y pidió el "voto útil" al PP para apostar por un modelo que permita tomar decisiones y no derive en un bloqueo político como el que sucedió a las elecciones generales de 2015 y motivó la repetición e estas medio año después. "Después de la crisis económica no podemos entrar en una crisis institucional. Tenemos que garantizar un gobierno para todos", dijo tras criticar a Pedro Sánchez.

El legado fue una referencia en su discurso. "El objetivo de la política es dejar un lugar mejor de lo que lo heredamos. Lo conseguimos, pero no nos conformamos", expuso.

De hecho, su gestión fue ensalzada por el expresidente del Gobiernom Mariano Rajoy. "Diez años gozando de la confianza mayoritaria de los gallegos y trabajando, con la misma ilusión del primer día, por el progreso de Galicia. Felicidades Feijóo en el aniversario de una fecha inolvidable", escribió el exlíder del PP en sus redes sociales.

Por su parte, Feijóo recordó que hace una década la economía gallega retrocedía cerca de un 4% anual y que el año pasado creció un 2,8%. Ensalzó sus rebajas de impuestos al 99% de ciudadanos y la atención a más de 60.000 dependientes, a pesar de la lista de espera existente. "Tenemos menos paro, más educación, más servicios sociales...", proclamó. "A pesar de las dificultades, es la mejor Galicia de la historia", zanjó un acto en el que intervinieron también Rosa Quintana y Alfonso Rueda, únicos supervivientes del primer gobierno de Feijóo, y Miguel Tellado, secretario xeral actual.