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Los restaurantes gallegos tiran cada año 3.100 toneladas de comida a la basura

La obligatoriedad de contar con recipientes para entregarle a los clientes los alimentos sobrantes busca mitigar ese desperdicio

Una mujer se sirve comida en un bufete en Vilagarcía. // Iñaki Abella

A partir del primer trimestre del año que viene, los restaurantes gallegos tendrán que contar con recipientes que no sean de plástico para poder entregar a sus clientes la comida que hayan pagado, pero no se hayan comido para que se la lleven a casa. Dos son los objetivos de esta medida. Por un lado, reducir los desperdicios de alimentos, pues esta clase de negocios tiran a la basura más de 3.100 toneladas de comida en buen estado. Por otro, poner coto a la picardía de reutilizar comida que un cliente no haya tocado como pinchos o parte de una nueva receta, por ejemplo, según explican fuentes de la Consellería de Medio Ambiente.

El jueves pasado, la Xunta aprobó el anteproyecto de Lei de residuos e solos contaminados, que incorpora la filosofía de la directiva de la Unión Europea que pretende poner coto a la presencia del plástico en nuestras vidas y reducir así nuestra huella ecológica.

En un principio, fuentes del Ejecutivo aseguraron que los restaurantes deberían entregar de forma automática a los clientes la comida que no hubiesen ingerido, si bien ayer desde Medio Rural aclararon que todo dependerá de los comensales. Si la piden, el establecimiento hostelero estará obligado a contar con recipientes que no sean de plástico para que puedan llevarse a casa sus viandas.

Desde el departamento dirigido por Ángeles Vázquez no aclaran si se impondrá una sanción a quienes carezcan de estos tápers ecológicos -no podrán estar construidos de plástico-.

Con esa medida la administración pretende rebajar la cantidad de alimentos en buen estado que acaba en el cubo de la basura. En 2011, la Federación Española de Hostelería y Restauración (FEHR) realizó un estudio en el que estimaba que cada establecimiento tiraba al contenedor alrededor de 2,5 kilogramos de alimentos al día. Según el Instituto Nacional de Estadística, Galicia contaba al cierre del año pasado con 3.436 restaurantes o negocios de venta de comida, por lo que aplicando esa cifra el desperdicio rozaría las 8,6 toneladas diarias y las 3.135 anuales en la comunidad.

La práctica común en Estados Unidos y otros países del extranjero de llevarse a casa la comida sobrante comienza a normalizarse en Galicia y el resto de España. Tanto, que el año pasado comenzó a operar a nivel estatal la aplicación Too Good To Go, una app para adquirir la comida sobrante de los restaurantes.

Desde Medio Ambiente, sin embargo, también señalan un objetivo añadido: frenar la picaresca. Se pretende evitar que la comida en buen estado que un cliente haya pagado y no haya tocado pueda ser el pincho del siguiente comensal que acceda al local sin que el primero pueda llevarse a casa lo que ha abonado. Desde que entre en vigor la nueva ley a partir del primer trimestre de 2020, un restaurante no podrá alegar que carece de recipientes para entregarle la comida sobrante.

Esta cuestión abre interrogantes en celebraciones como las bodas, que en Galicia constituyen tradicionalmente un festín con cantidades poco concretas. ¿Y si los novios piden al acabar que les entreguen el marisco que haya sobrado? El local adquiere más materia prima de la que prevé servir en un evento para nutrir su oferta al resto de clientes. Por tanto, aclarar cuánta cantidad de comida incluye el convite evitará problemas si los novios recuerdan a partir del año que viene que la ley gallega les permite llevarse lo que sobra del convite. El dueño del establecimiento no podrá decir que no.

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