Hace una década, Beatriz Valladares y su marido Francisco leyeron la misma información sobre acogimiento temporal de menores con problemas en sus hogares. Ambos decidieron dar un paso que ha provocado que siete niños pasasen por sus vidas y las de sus dos hijas, que hoy tienen 30 y 26 años. La última es una niña que lleva bajo su cuidado casi desde que nació hace tres años porque su madre, con problemas de drogadicción, no podía hacerse cargo. Al igual que otros casos, en sus primeras semanas en el hogar de esta familia viguesa esta pequeña lloró porque padecía síndrome de abstinencia. Cruz Roja telefonea habitualmente a Beatriz para saber cómo está la niña y una vez al mes visita su domicilio. Luego, informa a la Xunta.

-Casualmente por FARO. Mi marido y yo leímos por separado una noticia sobre este tipo de acogimiento, que no conocíamos. Y preguntamos porque me parecía maravilloso poder ayudar a esos niños. Llamé a Cruz Roja y nos explicaron que no era para fines de semana, sino para vivir con nosotros un tiempo. Y empezamos.

- ¿Qué experimentan?

-Es una experiencia maravillosa. En la relación influye mucho la edad, si el niño está enfermo, el tiempo que está contigo... Cuando más está, más cariño le tienes y la despedida es complicada. Peo compensa la satisfacción de haber ayudado a un niño, darle una familia un tiempo.

- ¿Cómo fueron sus siete casos?

-Siempre hemos acogido a recién nacidos. La que está ahora con nosotros lleva tres años, desde que nació. Se ha alargado mucho. El anterior también. Vino con 20 días y se fue a los tres años. Pero cada caso es diferente. La Xunta asume la tutela por motivos como droga, alcohol o abandono y busca una familia de acogida para que el niño no vaya a un centro. La encargada de buscarla en su banco de familias es Cruz Roja y te lo proponen. Siempre decimos sí. En nuestro caso fueron por retirada de custodia por abandono y droga, que es lo más habitual. Es un maltrato infantil que una madre se drogue embarazada, la ley así lo considera. En cuanto nace, le retiran el bebé.

- Hace nueve años, una familia de acogida como la suya me contó que el niño que tenían a su cargo lloraba por el síndrome de abstinencia. ¿Les ha pasado?

-Sí. Nuestra segunda niña de acogimiento vino a casa con el mono, pero lo peor lo pasan en el hospital, donde los tratan. Luego tuvimos que darle un líquido. Algunos lloran mucho y marca.

- ¿Mantienen contacto con la familia biológica?

-El padre se quiere hacer cargo. Acudimos a un punto de encuentro en Vigo, pero no nos cruzamos.

- ¿Cómo son las despedidas?

-Son lo peor. En los casos de recién nacidos que las madres dan en adopción, puedes estar a lo mejor un mes y eso facilita las cosas. No te da tiempo a nada y son muy pequeños: duermen y comen. Cuando ya pasa tiempo e incluso cuando empiezan a llamarte papá y mamá es durísimo. Pero en Cruz Roja nos preparan mediante cursillos y tenemos una psicóloga a nuestra disposición. Tenemos claro que no son nuestros, no nos queremos quedar con ninguno. Solo queremos ayudarlos para que vuelvan con sus familias o encuentren una de adopción.