La reforma fiscal de la Xunta por la que se exime del impuesto de sucesiones a los contribuyentes que hereden bienes por un importe inferior a los 400.000 euros no afecta a legados de tíos, primos, hermanos y amistades. Las bonificaciones fiscales que entraron en vigor en 2016 en Galicia se limitan a herencias de cónyuges, entre padres e hijos y de abuelos.

El cambio tributario en la comunidad ha provocado un cambio radical en el mapa fiscal, ya que de ser Galicia la cuarta autonomía que más ingresaba por herencias se ha convertido en un territorio donde por abrir un testamento no hay que desembosar ni un solo euro al fisco. Antes de la reforma, cada gallego que recibía una herencia en línea directa pagaba por sucesiones una media de 6.200 euros. Ahora bien, muy por encima de estas cifras está la factura fiscal que dejan las herencias de tíos, primos o hermanos. Un ejemplo basta para conocer el motivo del aumento continuo de renuncias a legados de parientes lejanos: heredar el piso se un tío acarrea un coste por sucesiones de más de 31.000 euros.