El voto a los presupuestos generales del Estado se convirtió ayer en un nuevo pretexto para evidenciar la ruptura de En Mareay adelantar que los integrantes de este espacio político no irán de la mano a las próximas elecciones generales, cuya fecha anunciará mañana el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras el rechazo de las Cortes a su primer plan económico. Cuatro diputados de En Marea -Antón Gómez-Reino, Ángela Rodríguez, Miguel Anxo Fernán-Vello y Yolanda Díaz- votaron a favor de este, incumpliendo la orden de la dirección del partido instrumental, seguida únicamente por Alexandra Fernández, enfrentada desde hace tiempo a parte de sus compañeros.

Esta quiebra se produjo en una votación en la que En Marea no era decisiva, pues la tramitación de los presupuestos fue rechazada al prosperar las enmiendas a la totalidad de PP, Ciudadanos, ERC, PDeCAT, Foro Asturias y Coalición Canaria en un movimiento que rompe el bloque que permitió la moción de censura.

En Marea llegará a las urnas rota, pues su portavoz, Luís Villares, avanzó que se presentarán a las generales como partido para tratar de lograr grupo propio en el Congreso, algo que no le permitió la coalición. Esa opción es rechazada por Podemos, que incluso ya avanzó que no compartiría con la primera papeleta en las elecciones europeas del 26 de mayo, como reveló FARO. Este ambiente de guerra interna marcará también la campaña de las mareas, que el 26-M se juegan las autoproclamadas "alcaldías del cambio" de A Coruña, Santiago y Ferrol. Según Villares, los alcaldes de estas tres se oponían a las cuentas del Gobierno.

Los cinco diputados de En Marea en el Congreso forman parte de una coalición entre Podemos, Esquerda Unida y Anova integrada en el grupo confederal de Unidos Podemos. Estos partidos consideran que no están obligados a seguir las directrices de En Marea-partido instrumental, nacido en verano de 2016 como organización de adscripción individual. De fondo, la guerra declarada entre los tres primeros y Villares.

Ambas partes ya habían avanzado el rechazo a las cuentas del Gobierno socialista si no mejoraban el trato a Galicia, que perdía un 19% de la inversión territorializada, situada en 757 millones de euros. El Ejecutivo alegaba que incluía los proyectos realmente ejecutables.

Sin cambios en el presupuesto se llegó a la votación de ayer. Minutos antes, la dirección de En Marea-partido instrumental avanzó que los cinco diputados del Congreso votarían "no" a los presupuestos por la "ausencia de garantías" de mejorar la inversión estatal en Galicia.

Villares citó como ejemplo que no se condonase la deuda del puerto exterior de A Coruña como sí se preveía con el de Valencia o el "maltrato evidente" al área de Vigo al no prever la construcción de la salida sur del ferrocarril. "Son una tomadura de pelo", espetó, acusando al PSOE de "no estar comprometido con Galicia". Además, alegó que la organización que lidera asumió la dirección de los diputados en las Cortes el año pasado, por lo que Gómez-Reino, Fernán-Vello, Díaz y Rodríguez habrían roto la disciplina de partido -su compañera Alexandra Fernández los acusó de ello en las redes sociales-, aunque evitó responder a si En Marea prevé expedientarlos. "No debe volver a repetirse", retó. "Nosotros no estamos sometidos a la disciplina de voto de Podemos", añadió antes de vincular el peso de Compromís -que rompió con el grupo confederal- con que Valencia aumentase su inversión más de un 50%, si bien el PSOE preside esa comunidad.

"Lamento que Podemos no tenga en cuenta las necesidades reales de Galicia y lamento mucho que diputados con gran predicamento en el área de A Coruña votasen a favor de unos presupuestos que claramente la maltrataban", añadió Villares en alusión a Gómez-Reino, líder de Podemos en Galicia y afín a Marea Atlántica.

Los diputados de En Marea en el Congreso habían adelantado que si los presupuestos no mejoraban los rechazarían, pero sin especificar cuándo. Ayer, Podemos, Anova y EU explicaron que su posición era favorable a apoyar su tramitación para evitar la victoria de la derecha y abrir una negociación con el Gobierno que ya no será posible. Yolanda Díaz, de hecho, le pidió ayer a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que "galleguizase" las cuentas, siguiendo las 300 enmiendas planteadas por En Marea.

En caso contrario, se reservaban su voto negativo para el final de la tramitación parlamentaria del presupuesto. En caso de que se mantuviese el bloque que logró el triunfo en la moción de censura, sus cinco diputados serían decisivos.

Podemos acusó a un "bloque reaccionario" de tumbar los presupuestos "más sociales de la última década" y, al igual que Anova, dejó claro que sus diputados no están supeditados a las órdenes de Villares. El partido fundado por Beiras vinculó el debate presupuestario con la necesidad de frenar el "ascenso de la ultraderecha", en alusión al pacto andaluz de PP, Ciudadanos y Vox, postura secundada por EU.

Las perspectivas de mejora presupuestaria eran escasas, a tenor de las palabras de la ministra de Hacienda, que explicó que "no se puede pretender" que cuando finaliza el proyecto de Alta Velocidad Madrid-Galicia -en funcionamiento el año próximo- se siga obteniendo el mismo volumen de recursos, porque, en ese caso, sería "imposible" que el AVE llegase a toda España, informa Europa Press.