Del huerto a la nevera y a la despensa. Cada fin de semana que se coge el coche para visitar a la familia, el maletero regresa con hortalizas, frutas y verduras. "Son de la casa", se afanan en repetir los particulares proveedores de estos productos con cada nudo que hacen a una bolsa y la cargan en el vehículo. Por apego a la tierra, por ocio o por los efectos de la crisis, Galicia suma casi 24.000 hectáreas de huertos familiares destinadas al autoconsumo, una extensión equivalente a seis ciudades del tamaño de A Coruña o dos como Vigo. Este balance, que representa casi el 1% de toda la superficie geográfica de la comunidad (29.574 kilómetros cuadrados), coloca a la comunidad gallega a la cabeza del ranking nacional, a gran distancia de la segunda y tercera autonomía con más terreno dedicado a las populares leiras: Castilla y León (12.841 hectáreas) y Andalucía (12.409), según recoge el informe Encuesta sobre superficies y rendimientos de cultivos de España del año 2017 que acaba de publicar el Ministerio de Agricultura.

El peso de la superficie dedicada en Galicia a pequeñas plantaciones de lechugas, pimientos, tomates o calabacines, en su mayoría para autoconsumo aunque en algunos casos también parte del excedente es para poner a la venta, alcanza el 21% de la cultivada en toda España -un total de 112.626 hectáreas, que apenas representa el 0,2% de la extensión del país-. Uno de cada cinco huertos familiares que se trabajan en España están en la comunidad gallega.

En territorios de la España verde o comunidades con gran extensión se quedan muy por debajo de la superficie que destina Galicia a huertas familiares. Así, por ejemplo, Asturias dedica poco más de 3.000 hectáreas a este tipo de cultivo y Andalucía o Castilla-La Mancha, con una extensión geográfica de 87.600 y 79.462 kilómetros cuadrados, respectivamente, tienen 12.400 y 5.300 hectáreas catalogadas como huertas familiares.

Tras el estallido de la crisis, la explotación de este tipo de cultivos ha crecido en Galicia un 23%, al pasar de las poco más de 19.500 hectáreas a las cerca de 24.000 de la actualidad, casi tantas como la superficie dedicada en la comunidad a viñedos -más de 25.800-. En el caso de España el crecimiento desde el año 2009 ha sido del 10,6%, con 10.800 hectáreas más de huertos familiares, lo que supone que Galicia con 4.500 hectáreas más en casi una década ha ganado más del 40% de las nuevas leiras de todo el país.

La situación económica de los últimos años ha sido uno de los factores determinantes en el auge de este tipo de plantaciones en España en general y en Galicia en particular, ya que ha provocado la vuelta a la tierra como fuente de ingresos ante la falta de oportunidad en el mercado laboral, como garantía de autoconsumo para compensar la merma del presupuesto familiar.

Pero son muchos los jubilados que "por entretenimiento" y ese "apego a la tierra" que se tiene en Galicia, según apuntan desde UUAA, se dedican a plantar verduras y hortalizas para autoconsumo. Y el excedente, o bien lo reparten con familiares y vecinos o lo ponen a la venta en las plazas.

Desde Unións Agrarias advierten de que este tipo de producciones acaban pasando facturan a quienes se dedican profesionalmente a los cultivos de huerta. "Al llevarse el tomate o la lechuga de casa, al final no va a ir al mercado a comprarlo; los profesionales del sector se quejan de que así es difícil competir", apunta Anxo Dono, al tiempo que apunta que este es uno de los sectores más duros. "Físicamente se trabaja mucho y si después de tantas horas en el invernadero no se logra colocar los productos en el mercado, se dan por vencidos", expone.