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Muchas píldoras contra el estrés rural

-Uno de cada tres mayores del campo se medica contra la ansiedad o la depresión -Médicos piden "mejorar" la prescripción de estos fármacos por su "elevado" consumo

Un pueblo de Galicia. // Gustavo Santos

Frente a los tópicos que asocian el mundo urbano al ritmo frenético y al estrés y el mundo rural a momentos de relax, como presumen los alojamientos que buscan atraer al turista al campo, los datos de utilización de medicamentos contra la ansiedad, la depresión, el alcoholismo o el insomnio muestran el "elevado" consumo en el rural de benzodiacepinas, un tipo de fármaco utilizado para tratar estos problemas de salud. Tanto, que expertos aconsejan "mejorar" la prescripción de estos fármacos en Atención Primaria: no recetarlas "si no tienen indicación" y, si se recetan, sugieren hacerlo "con fecha de finalización".

Así lo concluye el estudio "Prevalencia y características del consumo de benzodiacepinas en una comunidad rural", publicado en "Cadernos de Atención Primaria" y realizado entre 1.516 pacientes adultos del centro de salud de A Estrada para valorar el consumo de benzodiacepinas, hipnóticos y depresores del sistema nervioso central (tranquilizantes, sedantes, antidepresivos...) en el rural. Los autores, facultativos del propio centro y de la Unidade de Epidemioloxía del Hospital Clínico Universitario de Santiago, pudieron constatar que un 15,6% de los encuestados tomaban benzodiacepinas -el doble entre las mujeres, con un 19,8% frente a un 10,4% entre los varones- y que el porcentaje aumenta con la edad y llega a casi un tercio entre los mayores de 70 años. La prevalencia para otros hipnótico-sedantes o antidepresivos sería del 10%, y también se va elevando con los años hasta el 15,1%.

Además, según el artículo, el 22,8% de los encuestados consumían cinco o más medicinas. Entre ellos cuatro de cada diez tomaban alguna benzodiacepina y el 28% algún fármaco del grupo de tranquilizantes y antidepresivos, por lo que existiría, señalan, el "riesgo del aumento" de "problemas" vinculados a las posibles interacciones.

Los médicos que firman, Natalia Lueiro y Ana Pichel, de A Estrada, y Carmen Fernández y Francisco Gude, del Hospital compostelano, advierten de que casi dos de cada tres consumidores de benzodiacepinas (en concreto el 63,6%) "no tenían síntomas de ansiedad ni síntomas de depresión el 53 por ciento ni estaban diagnosticados de depresión el 10,3". Además, y tras analizar a los pacientes consumidores de alcohol de riesgo, encontraron que el 12,1% consumía alguna benzodiacepina, que potencia sus efectos.

En el artículo reconocen que si bien las benzodiacepinas "se han mostrado de utilidad para el tratamiento de diferentes problemas de salud, principalmente para los síndromes de ansiedad y depresión, el alcoholismo, el insomnio, la epilepsia y el dolor" y son "bastante seguros", en el caso de que se usen "de manera prolongada pueden producir efectos adversos" sobre la memoria, caídas o el desarrollo de dependencia o tolerancia. Sobre todo en los más mayores, los polimedicados o quienes consumen alcohol.

Los datos del análisis, realizado entre 2012 y 2015, no son exclusivos de Galicia. Los autores explican que el consumo de benzodiacepinas es elevado en general y creció hasta el 26% en España en 2015. Pese al "elevado" número de participantes, los autores apuntan que el estudio tiene "limitaciones"; como que no se indagó la duración del tratamiento o que se pueden "sobreestimar los datos de asociación con depresión, ansiedad y alcoholismo" al desconocer la prescripción para patologías como insomnio dolor o epilepsia.

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